Problemas

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Tsukasa se levantó, con los ojos entrecerrados y llenos de lagañas. Con la boca sabiendo a sangre y saliva seca, tenía la lengua entumecida y los ojos hinchados, los brazos le dolían pero sobre todo le dolia el abdomen y las piernas.

Podía sentir el olor empalagoso y dulce de Amane combinado con el suyo inundar la habitación. El olor del nido de una pareja unida.

Fue ahí cuando la mente de Tsukasa empezó a trabajar y despertar. Aventando imágenes que solo imagino en sus celos que podría ver de Amane, con las mejillas rojas, sudoroso y ojos llorosos e idos por el placer. Tsukasa abrió los ojos al darse cuenta que cedió a sus instintos y ala sexy petición de su hermano.

- Amane - chilló el alfa.

- ¿Qué quieres? - refunfuño el omega.

Amane estaba sentado en su tocador, sin camisa y vendas esparcidas por el tocador. Tenía en su mano un algodón mojado en agua oxigenada que presionaba suave en la mordida y limpiaba la sangre.

Tsukasa se miraba sonrojado y avergonzado al ver a su querido hermano con el ceño fruncido y mordiéndose los labios cada que presionaba la mordida.

- Nuestros padres no deben tardar en llegar, báñate y ayúdame a limpiar.

- Está bien, Amane.

La mañana no parecía apropiadamente buena o de lo mejor. Amane se sentía alegre como un buen omega, pero la marca dolía y ardía como cualquier corte hecho en su suave y frágil piel.

Con desánimo tomo la venda que estaba suavemente enrollada. Tomo el principio de la venda y empezó a desarrollar sobre su clavícula y glándula, tomo el broche metálico y lo coloco para mantener firme el vendaje. Para alivio suyo las vendas permanecieron blancas y pulcras, aunque pequeñas gotas mojaron el vendaje, pero eso es un por menor.

...

Cuando Tsukasa se unió a él en la cocina con el desayuno que acaba de preparar la moza. Un poco de katsudon.

Amane comía desanimado y la moza de cabellos morados llamada Sumire lo miraba. La mujer que ya cruzaba la edad de los 45 años, estaba casada y era vieja conocida de su madre. Sumire-san había cuidado al par de gemelos desde que eran unos pequeños cachorros y no era tonta,tenía la sospecha que ambos gemelos había hecho algo la noche anterior,no sabía exactamente el que, y ya que al ser una beta no podía sentir los olores como tal. Al menos no tanto como el de su esposo, no podía llegar a una conclusión certera.

- ¿Cómo sobrevivieron un día sin mi, muchachos?- bromeó la mujer dejando un plato de donas caseras frente al mayor de los gemelos.

- Claro que sobrevivimos Sumire-san, no somos tan inútiles - menciono indignado Amane mientras mordía un pedazo de carne.

- Oh! Sumire-san, buenos días - chilló Tsukasa al ver ala mujer.

- Tsukasa-san, buenos días - menciono sonriente la mujer dejando otro plato de katsudon frente al alfa.

- Mis padres llegarán pronto - aseguro Tsukasa mientras volteaba ala puerta.

- Creo que tienes razón, Tsukasa-san - menciono Sumire al escuchar el timbre.

Eran pasos suave y calmados, pero le provocaban un miedo inconmensurable el olor a café cargado y el de Mochis rellenos de fresas. El pequeño cuerpo de Amane tembló al escuchar a su madre saludar amigablemente ala beta, su padre respondió el saludo con amabilidad. Poco a poco los pasos se acercaron cada vez más a su dirección. Sus padres no eran estúpido ni ciegos, y por supuesto se daría cuenta del olor mezclado del par, aunque bien podría ser confundido con que solamente durmieron de forma inocente, los gemelos sabían que su madre tendría sus sospechas una vez se enterará.

Tras cruzas la abertura de la entrada hacia el comedor su madre corrió a abrazarlos, dejando caer sus brazos en cada hombro de los gemelos que estaban sentados. La herida de la mordida está reciente, no había cerrado bien y a pesar de haberla limpiado y vendado, la herida seguía ahí. Con un poco de sentido común era obvio lo que sucederá si se le colocaba peso encima ala herida.

Obviamente Amane soltó un grito ante el brusco acto. Y quitó de inmediato el brazo de su madre con un manotazo. Las vendas se mancharon de rojo junto con la camisa blanca que las cubría.

- ¡Amane! - grito preocupada su madre.

La mujer comenzó a quitar la camisa con desespero ante la mirada avergonzada de Amane. Al bajar la camisa y exponer su clavícula vendada, la progenitora de los gemelos sabía lo que significaba la mancha roja en el cuello de su hijo.

Con asombro se llevó las manos ala boca y sus ojos mostraban un miedo inmenso y palpable.

- ¡¿Quién te hizo eso?! - demando saber su padre.

La usual mirada suave y amable del alfa mayo se mostraba muy similar ala furia que recordaba ver en el mismo. Era impotencia de no haber podido hacer algo, remordimiento en saber que fue su culpa, y dolor al saber que no se puede cambiar lo que está ya hecho.

- ... - No hubo respuesta, solo lágrimas que bajaban por las mejillas de Amane y pequeñas gotas carmín de sus labios.

La mirada recayó en Sumire, el padre le brindo una mirada que demandaba saber que sucedió

- Ayer los jóvenes amos regresaron ala mansión, les dejo comida preparada y me retire como acostumbré - con cierto remordimiento la beta continúo - No se nada más, hoy en la mañana Amane-san fue el primero en bajar y se veía cansado, pero no pude ver ninguna herida -.

El hombre a pesar de su enfado, era racional, sabía que no fue culpa de la moza. Era una beta después de todo, y ella cumplió con su trabajo.

Pero había alguien que no cumplió con su trabajo, o más bien, hizo todo lo contrario.

- Tsukasa - musitó serio el padre.

Tsukasa devolvió la mirada a su progenitor, una mirada seria pero que conservaba vida.

Amane se sintió más culpable aún, ver esa mirada era como ser apuñalado sin piedad. Esa mirada que contenía amor y cariño, pero sobre todo vida. Ese alfa, ese joven de igual apariencia ala de él, no era un espíritu, era su hermano y estaba vivo.

- ¿Qué le hiciste a tu hermano? - cuestiono con decepción el mayor de los alfas.

Tsukasa se levantó de su asiento igualando la altura de su padre.

- Yo... Yo pasé e-

- ¡No fue su culpa, Padre! - grito el omega agarrando el brazo de su padre.

- Yo, fue mi culpa *snif, yo me lastime y estaba e-empezando mi celo *snif, y Tsukasa me llevo a mi habitación y yo *snif yo le pedí que me acompañará y lo hice lo hi-hice pasar mi celo conmigo - terminó por decir Amane y soltarse a llorar.

- Yo, fue mi culpa *snif, yo me lastime y estaba e-empezando mi celo *snif, y Tsukasa me llevo a mi habitación y yo *snif yo le pedí que me acompañará y lo hice lo hi-hice pasar mi celo conmigo - terminó por decir Amane y soltarse a llorar

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Capítulo nuevo, espero les guste. No he actualizado por la escuela, pero encuentro huecos de tiempo libre y escribo. Bueno los quiero mucho, beso~.

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