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Hola! Hola!

Y aquí seguimos con más chocoaventuras de Dazai!! Ahora que ha regresado a su hogar, qué es lo que nuestro loco suicida favorito estará planeando?

...

Atsushi levantó la cabeza de su incómoda posición sentado al lado de la cama que compartía con su amado Ryuu en cuanto escuchó la puerta de la entrada abrirse inesperadamente. Su padre se encontraba en el trabajo por lo qué tal vez no llegaría hasta dentro de una o dos horas y estaba seguro que ellos no esperaban visitas por lo que estirándose un poco para destensar sus adoloridos músculos después de una agitada mañana, salió de la habitación no sin antes depositar un suave beso en la frente de su dormido Omega, admirando con devoción unos instantes la belleza de Ryuunosuke.

En cuanto bajó las escaleras se encontró de lleno con su preocupado suegro que lo atajó en un abrazo mucho antes de que pudiera siquiera poner un pie en el último escalón diciendo mil y un palabras que el joven Alfa apenas y pudo entender algo pero asintió mecánicamente a todo lo que el Beta decía por educación. Detrás del señor Mori pudo divisar a Dazai que se mantenía al margen pero sin intervenir o siquiera decir algo burlón, tan solo sonriendo cansado y haciendo un gesto con la cabeza a modo de saludo. Cuando por fin pudo soltarse del abrazo de su suegro, el Beta subió corriendo a ver a su amado hijo, dejando a ambos hermanos solos en la planta baja.

—Creí que no regresarías hasta dentro de una semana o más. —Atsushi habló primero y sin malicia, tan solo mirándolo con curiosidad. Su hermano mayor parecía desganado, como si algo le estuviera preocupando; de lejos se notaba que no era el mismo Dazai de antes y eso que sólo había pasado tres días.

—Bueno, no podía quedarme de vacaciones para siempre ¿O sí? —Sonrió para disipar las dudas del menor, acariciando sus cabellos con ternura fraternal, gesto que Atsushi recibió con gusto como si fuera un gatito en busca de cariño. —Además Kunikida ya estaba comenzando con sus amenazas de hacer que me despidan si no volvía a la oficina en estos días y ya sabes cómo es él cuando se trata del trabajo, no se le puede decir que no.

Aquello era por supuesto una vil mentira, al menos solo lo primero pues todos ahí conocían lo estricto que llegaba a ser Kunikida y como solía traer en cintura a Dazai la mayor parte del tiempo.

—¡Me alegra ver que ya estás volviéndote más responsable! —Mentira que por supuesto Atsushi se tragó por completo pues para él no había motivos para no creer en la palabra de su hermano mayor. —Estoy seguro que papá estará contento de verte tan pronto ¿Te quedarás a cenar? ¡Hoy podemos preparar tu favorito!

—¡Claro! ¿Cómo podría rechazar una invitación tuya sabiendo que será mi platillo predilecto? —Atsushi sonrió con cariño, aliviado de contar al menos con la presencia de su hermano para aligerarle la carga de preocupaciones mentales que sentía en esos momentos. Dazai pareció leer entre líneas lo que pensaba su hermanito por lo que decidió preguntar por mera cortesía. —Por cierto ¿Cómo sigue tú Omega? La noticia hizo gran revuelo allá en el resort, jamás había visto a Mori dar ordenes tan rápido para poder venir aquí lo antes posible.

El Alfa más joven suspiró con pesar, recordando el horror que vivió por unos instantes al no poder ayudar a su amado en su momento de crisis, tan solo quedándose ahí cual gatito asustado sin saber que hacer; por suerte Fukuzawa todavía estaba en casa y pudo socorrer al Omega lo mejor que pudo, llamando a la doctora Yosano para un tratamiento de urgencias y dándole así  algo de tiempo al padre del azabache de poder llegar a atenderlo personalmente y cómo era debido. Dazai supuso que no era un tema del agrado del más joven por lo que decidió cortarlo por lo sano.

—¿Y cómo se han tomado la noticia Chuuya y el señor Hirotsu? —Pero Atsushi, tan inocente como sólo él podía serlo, tuvo que preguntar pues aunque no lo pareciera realmente le importaba mucho la opinión de su cuñado, eso sin contar que el señor Hirotsu era casi como un amoroso abuelo para su Omega y también para él ya que los había ayudado tanto para que ambos pudieran estar juntos.

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