Capítulo VII

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Capas.

Veía como estas se ondeaban con el viento.

Estaba corriendo, no, no estaba sola. Ellos me seguían; estaban conmigo.

Saltamos y seguimos corriendo, sentía el arco y las flechas que tenía sujetas chocar contra mi espalda cada que saltaba. Ellos iban a mi par. No podía ver sus rostros. Eran cinco y yo...

Yo era la seis.

Avanzamos detrás de eso que estábamos ¿Cazando? No lo sé, ellos me adelantaron. Ahora los veía en tercera persona.

Tomaron sus flechas, apuntaron y...

Desperté sobresaltada.

<<Otra vez>>

Me limpié la cara con las manos y me levanté.

<<Otra pesadilla>>

No era necesario que revisara la hora, pues ya sabía cual era.

Tomé rápidamente la pastilla que puse en la (perfectamente ordenada) mesa de noche junto a la cama y la pasé así, sin agua.

Tuve que moverme hasta mi clóset negro y lo abrí, en la puerta estaba el uniforme del instituto.

Por la hora ya era lunes. Teníamos una semana aquí y mis pesadillas ya habían vuelto.

Esta era una de las que repetía tanto como la de Sara. Esos chicos, su vestimenta, sus flechas...

No era un sueño tan espantoso como el de mi hermana, pero era difícil de entender.

Mientras la pastilla hacía efecto ordené todo perfectamente para las clases. Mi padre ya estaba estabilizado en su trabajo y nos tocaba empezar la vida normal en Century.

<< Iniciando con el colegio>>

Mis párpados pesaron y me acosté inmediatamente.

Buenas noches

________

El instituto Becquerel estaba ubicado a los límites de Century. En el recorrido de ayer no se notó tan lejano porque íbamos sumergidas en la conversación con Jaeiden. Más estando solas se notaba la distancia, por suerte un chófer del nuevo trabajo de papá accedió a llevarnos y recogernos hasta que nos adaptemos para ser capaces de volver a casa solas.

Co, preparó un desayuno de reyes y después de eso ya listas mi hermana y yo subimos al auto de asientos de cuero negro que nos llevaría a nuestro primer día de clases.

<<Traquila, todo va a salir perfecto >>

Como siempre.

Al llegar Sara y yo nos bajamos y nos mezclamos entre la masa de estudiantes que corrían a sus clases. Identificamos la recepción donde una chica de cabello rubio opaco enviada por el director nos esperaba con una leve sonrisa.

—¡Hola! Mi nombre es Evora Antillana y seré su guía en este primer día.—Nos dijo rápidamente mostrando cuanto había ensayado esas simples palabras por lo cual estuve apunto de reír.

Evora era alta y de piel bronceada, su cabello rubio tenía ondas y era corto, sus ojos café eran hermosos; aparentaba mi misma edad y denotaba firmeza.

—¡Uff vale! Discúlpenme mi mal ensayada presentación pero es la primera vez que me ponen de guía, en fin ¿Empezamos? Así no llegan tarde a sus clases y... ¿Eleonor...?

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