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Después de unas horas llegó la hora del funeral, me vestí con un vestido elegante y llegué a en cementerio donde estaba mis tíos, corrí a abrazarlos mientras los chicos del alto mando de Bonten vigilaban que nadie me hiciera daño.

— Hija, ¿que sucedió? — Dijo una de mis tías sollozando.

— Mm... Es algo difícil de contar. — Dije.

— ¿Quién te cuidara ahora? — Pregunto uno de mis tíos.

— Esos chicos. — Señale a los chicos de Bonten.

— Hija, tu universidad... — Dijo mi tía abrazándome.

— Tranquila... Ellos se harán cargo de todo eso...

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El funeral paso... Pasaron unas cuentas semanas para que después fuera a la universidad nuevamente.
Aquel día llegó, Sanzu me despertó en la mañana como de costumbre, ya me estaba acostumbrado a mi nueva vida. Me vestí con el uniforme y me subí a el automóvil de Sanzu, el me dijo que se quedaría conmigo en la escuela, había "hablado" con el director, más bien lo amenazó, y le dijo que sí.

Cuando llegamos a la escuela, todas quedaron mirando a Sanzu, el las ignoro y solo se dirigía a ponerme atención a mí, me sentía tan especial.

Cuando entre a mi primera clase el entro conmigo y se sentó al lado mío, me observó toda la clase.

Al término de las clases me llevo a un café muy popular en Tokio, siempre había querido ir a ese lugar.

— ¡Gracias Haru! — Dije abrazando a Sanzu.

— No hay de que pequeña — Correspondió el abrazo — Luego iremos de compras.

— ¡Si! — Dije emocionada.

Me había convertido en la pequeña de Bonten.


Pequeña • Bonten •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora