Pequeña • Bonten •

8

Todo se quedó en silencio.. hasta que Takemichi volvió a hablar.

— Todos son felices.. excepto tu.. — Dijo Hanagaki.

— Cierra la boca, bastardo o te mataré. — Haruchiyo dijo recargando el arma.

— Déjanos a solas. Necesito hablar con el, solo yo y el — Dijo Sano.

— Bien jefe — Dijiste y tomaste a Haruchiyo de la muñeca. Cuando salieron de el lugar te quedaste cerca de donde estaban Sano y Hanagaki, le dijiste a Haruchiyo que se fuera; podías escuchar toda la conversación de Sano y Hanagaki.

— Mikey-kun... ¿Que son los "impulsos oscuros"?... Kisaki tuvo la culpa de la muerte de tus hermanos.. yo pensé que esa era la razón por la que caiste en la oscuridad. Pero esa no parece ser la razón de los impulsos oscuros que me contaste en el vídeo. — Explico Hanagaki, con una gran duda, muy notable.

—... — Sano solo se quedó en silencio, no le agradaba del todo la idea de recordar a sus hermanos, le causaba tristeza y una furia inmensa. Mientras tanto cuando escuchabas la explicación de Hanagaki, te confundiste, no sabías a qué se refería, ni tenías idea de esos "impulsos oscuros", notaste como Sano se llenaba de coraje, ese silencio era distinto a todos.. no se sentía la misma aura, apretaste los puños y preparaste tu pistola.

— No pude retroceder el tiempo con el habitual apretón de manos. Seguramente porque nuestro deseo "salvar a Hina" se hizo realidad. — Hanagaki volvió a hablar, mientras Sano se mantenía en silencio total.. cada palabra que escuchabas de Hanagaki te llenaba de odia y rencor hacia este.

— Todo gracias a ti. Este futuro es muy diferente a los demás... Soy plenamente consiente de eso. Porque los protegiste a todos. Por eso ahora es mi turno... Para salvarte.. ¿eh? — El Hanagaki miro como Sano le habia dispara justo en el hombro, quedaste en shock total mientras Hanagaki entraba en panico. Hanagaki callo al suelo retorciéndose del dolor.

— ... No quería volver a verte, porque sabía que terminaría así. Tu largo viaje termina aquí. — Sano hablo y se alejaba lentamente del lugar, saliste de tu escondite, Sano se dió cuenta y te miro a los ojos, haciendo que te pusieras muy nerviosa.