Desperté.
Joder, desperté.
¿En qué momento me había quedado dormida?
Ladeé la cabeza y me topé de frente con el perfil de Eric. Al parecer, mi sueño fue tan profundo que terminé recostando la cabeza sobre su hombro mientras él continuaba viendo la pantalla del IPad en completo silencio.
—Buenas noches, Solecito.
Apenas se podía ver el paisaje exterior por la ventana cuando desvié la mirada. Volví a mirar a Eric, ¿me quedé dormida encima del hombro de un extraño? Ya podía ir marcando ese punto que no estaba en mi lista de cosas por hacer.
—¿Qué hora es? —pregunté al tiempo que me deslizaba hacia el borde del asiento.
—Casi las ocho, creo —Se encogió de hombros.
Froté mis dedos sobre mi ojo derecho e intenté apartar mi cabello del rostro; se había encrespado mucho más debido a la humedad del lugar. Me quité el coletero que tenía en la muñeca y comencé a atarlo en un moño alto. Sentí que Eric me observaba, por lo que, en cuanto terminé, me giré a mirarle con malos humos y gracias al movimiento brusco uno de los tendones de mi cuello se tensó, provocándome una punzada que me hizo soltar un quejido.
—¿Pasa algo? —preguntó con suavidad.
—Mi cuello —Por inercia, llevé a una mano hacia esa zona.
—Nadie te mandó a dormirte sentada.
—Podrías haberme despertado para que me cambiara al otro lado —objeté.
—No me molestó —Señaló con la barbilla hacia la pantalla—: Estaba muy entretenido con eso.
—Vale, lo pillo. He creado a un monstruo.
—No te hagas tantas ilusiones, que tan solo nos quedan unas doce horas de camino y esto se está descargando —Hizo una mueca, como si le pareciera una tragedia.
—¿Y qué pensabas? ¿Qué iba a aguantar toda la noche? —Agité la mano hacia mi mochila—: El cargador debe estar en el primer bolsillo, búscalo.
Examiné sus movimientos mientras iba a por ello, no podía creer que le estuviera diciendo a un tío que conocí hace tan solo un par de horas que revisara mi mochila cuando en un principio quería golpearlo por haber tocado mi libreta.
¿Qué pasaba conmigo?
Quizá se debía a que el dolor en el cuello apenas me permitía moverme sin que me mareara.
El cargador siempre lo llevaba a mano, así que a Eric no tardó en enchufar la tableta a la corriente, después apoyó un codo sobre la mesa.
—Necesitas ayuda —afirmó.
Sí, realmente la necesitaba. No podía moverme.
—¿Eres fisioterapeuta o algo?
—No.
—Entonces no necesito ayuda.
—No lo soy, pero... —Se deslizó por el asiento para acercarse a mí—: Mi padre es médico.
Me sorprendió saber eso, a decir verdad, Eric parecía más el chico cuyos padres adoptaron por ternura.
—¿Tu padre es médico?
—Venga, ¿también vas a sorprenderte de eso? —Apoyó una mano sobre mi hombro derecho—: A ver, gírate un poco hacia allí.
—¿Crees que voy a confiar en ti?
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LO QUE PERDIMOS EN NETFLIX
أدب المراهقينUn tren, una avería, una chica y un entrometido compañero de viaje. ¿Qué podría salir mal? *** Luego de una avería en el tren en el que viajaba sola por primera vez en su vida, Amalia tendrá que pasar la noche en un pueblo misterioso, en medio de la...
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