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7. Felación.

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Finalmente.

Finalmente tenía a mi amado hermanito solo para mí.

Sentía que me volvería loco.

Apretaba desesperadamente sus muslos, ansiaba llenarlos de marcas y mordidas, dejándole en claro que era mi propiedad, aunque desde luego no era así, pero quería pensarlo de esta forma, aunque sea por este instante...  Gruñi molesto, imaginando que alguien me lo podría arrebatar, por lo que con desesperación lo tomé por la mejillas obligándolo a mírarme, nuestros labios rozaban levemente, sentí que mi auto control se fue al diablo cuando me pidió que lo follara.

Uní nuestros labios, y comencé a besarle con desesperación, con hambre y deseo, con la más pura lujuria que sentía en mi interior en ese momento, introduci mi lengua en su pequeña cavidad bucal, explorando ese lugar con suma paciencia, buscando tener contacto con su inexperta y tímida lengua para unirla con la mía, haciéndole gemir tímidamente cuando eso sucedía, esa tímida reacción llenaba mi pecho de orgullo, imaginando que era yo la primera persona que le besaba, sintiendo ira de imaginar que no era así.

Me separé dejando a mi hermano jadeando, tenía las mejillas sumamente rojas, abrió sus ojos levemente para mirarme, dejándome apreciar una expresión sumamente erotica, la saliva había escurrido por un costado de su boca, y sus labios se veían un poco hinchados por mi intenso beso, me encantó mucho ver dicha expresión plasmada en su rostro, y  eso que sólo estábamos comenzando. Comencé a acariciar dulcemente su mejilla, para luego delinear sus lindos labios con mis dedos, me incliné un poco para quedar cerca de su oído, comencé a lamer y morder su lóbulo, con la lentitud suficiente para enloquecerlo, repetí mi acción con ambos lados, su sonrojo solo iba en aumento, y yo me estaba tomando mi tiempo de torturar su bello ser.

Deje de atacar el lóbulo de su oreja izquierda, y me decidí a hacerle una dulce petición a mi hermanito.

-Rin~... ¿Te gustaría utilizar esa linda boquita para complacer a tu hermano mayor- Lo sentí estremecerse bajo mío, al parecer sus oídos eran más sensibles de lo que esperaba, cosa que me encantó también. Me separe un poco de su costado, y lo encare, sus ojos violetas se veían oscurecidos por la lujuria, sonreí ante tan bella imagen, y debe un corto beso en sus labios. No tardó mucho en que Rin cambiará las posiciones, ahora me encontraba sentado en la orilla de la cama, y él estaba de rodillas ante mí, ahora él también me sonreía, yo solo acaricié dulcemente su cabello, sabía que tenía que comenzar suave, ya luego sería jodidamente brusco con él, después de todo, para mi esto sería un castigo por provocarme.

Él desabrocho con suma tranquilidad mi pantalón, tomándose el tiempo de bajar el cierre del mismo, de forma casi tortuosa, nuestros cuerpos no eran completamente desconocidos para el otro, pero esta situación era distinta, todo se sentía como algo nuevo, y la verdad es que lo era. Él colocó sus manos en mis muslos, para luego comenzar a bajar el mismo, dejándome solo con el bóxer, note como el sonrió con cierta burla, para abrir su boca, y con su lengua comenzar a lamer, por sobre la tela, mi ya necesitada erección. Ese pequeño acto me hizo estremecer, sentía que sí no se apresuraba por cuenta propia, abusaria de su linda cavidad bucal.

Él noto mi impaciencia, así que de forma rápida bajó mi bóxer, mi miembro rebotó sobre su rostro, haciéndole sonrojar, podría jurar que él nunca me había visto de esta forma, lo comprobé, cuando él susurro "Es grande", sonreí orgulloso al escuchar eso. Él pareció tomarlo como una pequeña burla, ya que sin esperar mucho, y de forma desesperada metió mi ereccion a su boca, comenzó a mover su cabeza de adelante hacia atrás, con suma paciencia, para no ahogarse, yo me estremecía de placer, era justo como había fantaseando, caliente y húmeda, y lo más importante, era la boquita de mi amado Rin. Por el tamaño, parecía no poder meterlo todo a su boca, así que usaba sus manos para masturbar lo que sobraba, a decir verdad parecía bastante feliz y encantado haciendo esto, me miraba fijamente a los ojos, sin perder el más mínimo contacto, haciéndome enloquecer por la preciosa vista, además de las exquisitas sensaciones que me provocaba al usar su lengua y sus manos, sus movimientos eran medianamente rápidos, por ratos se detenía, y luego volvía a retomar el ritmo aún más rápido, me sentía jodidamente bien, la húmeda y caliente saliva ayudaba al movimiento, sentía que en poco tiempo podría correrme, el pareció notarlo y se detuvo, sacó mi miembro de su boca, regulando un poco su respiración, y preguntarme dulcemente -¿Donde te gustaría correrte, hermano mayor~...? - Escucharle decir eso me fascinó, sin mediar mucha palabra, señalé su boca, acariciando sus labios, los abrí y él me dio acceso a esta misma, alinee mi ereccion, y con facilidad volví a entrar, ahora yo marcaba mi ritmo, moviendo mis caderas con rapidez buscando mi anhelada liberación, él estaba recibiendo todo con maestría, no tenía arcadas, respiraba de la forma adecuada, y hacía todo magnificamente, por lo que decidí seguir con mis desesperados movimientos, fue así de intenso por unos minutos más, hasta que finalmente, me corrí, en lo más profundo de su garganta, ambos soltamos un gemido, luego saque mi miembro de su boca, viendo que quedaban rastros de mi semen ahí, él sonrió y lo trago, haciéndome sonrojar.

Él se puso de pie, notando que tenía una ereccion marcada en sus pantalones, comenzó a retirar sus prendas, lenta y tortuosamente. Poco a poco se deshacía de su ropa, podía ver su figura desnuda, su espalda, su cadera, me imaginaba la cantidad de cosas que podría hacer con su cuerpo, ¿Él me pidió que lo follara, verdad? No pensaba contenerme más.

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El pequeño diablo, si se "ahogó" con la gruesa polla de su presa.

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Esto era para mañana, pero se armará alto desorden en mi universidad, y mejor se publica hoy, por su mañana me da pereza y me quiero morir (Esta nota se borrará después de mañana.)


Un demonio con semblante de virgen. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora