Ⅳ. Baile con los Bridgerton

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IV. Baile con los Bridgerton.

Un baile es un motivo de celebración, conversaciones y la oportunidad perfecta para encontrar un pretendiente adecuado en el primer día de la temporada, en especial si el baile es en la residencia de la querida Lady Danbury, en un baile cientos de...

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Un baile es un motivo de celebración, conversaciones y la oportunidad perfecta para encontrar un pretendiente adecuado en el primer día de la temporada, en especial si el baile es en la residencia de la querida Lady Danbury, en un baile cientos de cosas pueden pasar, puedes encontrar al amor de tu vida, puedes desechar las ilusiones que tenías con otro caballero o simplemente puedes ir a divertirte, algo que ninguna jovencita, en especial en esta época del año hace a propósito.

Ninguna a excepción de la encantadora y misteriosa señorita Wharton, a la cual aun nadie había visto en el salón del baile, pues la señorita Wharton seguía arriba, en sus aposentos, con su custodio, protector y mejor amigo, el duque, quien se negaba a bajar y tener que soportar ver como cientos de caballeros tratan de conquistar a su amiga, era su culpa, fue él quien insistió en todo eso.

—mejor bajemos, solo cinco minutos, damos una vuelta y volvemos arriba, mientras mas rápido acabe esto, mejor para nosotros—declara el duque una vez que tomó la fuerza necesaria para bajar a ser objetivo de las madres casamenteras de la zona

—espera, espera, espera—repite varias veces Jane quien va rápidamente a su escritor, saca algunas hojas cortadas y amarillas, un tintero y una pluma—debo escribir esto, antes de que las palabras se las lleve el viento—suplica empezando a escribir como demente en el papelito entre sus manos

—¿de verdad? No creo que sea el mejor momento para que escribas un poema, Jane

—yo no elijo los momentos, ellos vienen a mi y si no los anoto, será difícil volver a recordarlos, ahora no interrumpas o harás que me manche con la tinta como esa vez en el salón de fiestas de Lady Cromwell—le recuerda la desastrosa fiesta de esa vez y Simón suspira, bueno, al menos aun no tenía por qué ir al circo que sucedía en el piso de abajo.

Y siempre era un deleite para la vista ver como Jane se concentraba al escribir un poema, ver sus ojos oscuros iluminarse ante las palabras que solo ella podía visualizar, Simón suspiró, de verdad que su mejor amiga era una dama extraña.

Abajo, donde la fiesta estaba desarrollándose en completa armonía y gracia para todos los presentes, llenado el ambiente de excitación casamentera, de anhelos, ilusiones y miradas maquinadoras de las madres desesperadas por que sus hijas no se conviertan en solteronas esa temporada. Pero había un caballero en particular esa noche que se encontraba mas distraído de lo normal, un noble hombre que buscaba en cada rincón, en cada falda larga, cada peinado extraño de color negro y en cada mujer de tez tostada que se acercara a él a la mujer presa de sus sueños.

Benedict Bridgerton rebuscaba con la mirada todo el lugar, anhelante, ansiosos y con el corazón latiéndole mas rápido que un caballo de carreras, poder vislumbrar aquel rostro hermoso de perfectos brillos y sombras, a esa dama de cabellera larga y ondulada, de sonrisa ligera y mirada luminosa, de risa amable y tacto gentil.

Eloise BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora