- HeeSeung le envió a Jay dos regalos. El primero, Daniel, un amable y dulce sirviente personal, para el que su primera labor fue acomodar la habitación al gusto de JongSeong. El segundo regalo, no tan amable, fue una larga capa negra, que lo lastimaba al solo mirarla. Él sabía que HeeSeung estaba rompiendo otra ley, y que no cualquiera podía usar capas allí, no a menos que fueras parte de la realeza o madre de un príncipe. Jay no era ninguno de los dos. Sin embargo, como seguramente era deseo de HeeSeung, la usó en la ceremonia realizada para su hijo.
Jay no pudo despedir a sus padres como era debido, pero habiendo vivido ese horrible momento con su hijo, él realmente agradecía no haberlo hecho. Era demasiado el dolor que pesaba sobre su corazón. Y era aún mas doloroso, observar el dolor en los ojos de HeeSeung, como se pegaba a su cuerpo en un fuerte abrazo, las lágrimas amenazando con rodar por sus mejillas. Las palabras de despedida, más que reconfortarlo, lo hacían sentir vacío.
Habrían pasado ya los tres días debidos de duelo, pero Jay no podía deshacerse de su ropa negra. Porque él aún estaba de duelo. Y así se vio por largos días y frías noches, abrazado a la oscura capa, enrollado en si mismo sobre la amplia cama. Llorando, siempre llorando.
─ Mi señor, debe comer algo. Necesita recuperar sus fuerzas.
Ese era Daniel, acariciando su cabello con suavidad. Que lo llamara señor, Jay sabía que tampoco lo merecía. Pero ya estaba allí arriba, no había nada que él pudiera hacer.
─ No deseo comer.
─ Por favor, mi señor ─ suplicó, su voz llena de genuina tristeza ─. Se que el dolor es insoportable, lo he vivido en carne propia. Pero necesita levantarse y comer. Necesita estar bien.
Jay lo observó con sorpresa, y buscó la mordida en su cuello. No la había notado al conocerlo, pero allí estaba. Entonces Daniel también había vivido aquello.
─ ¿Cómo superaste tanto dolor? ¿Cómo hicieron tú y tu alfa para aguantar y seguir adelante? ─ suplicó las respuestas mientras se sentaba sobre la cama.
─ Mi señor, jamás lo superamos ─ confesó ─. El dolor es eterno cuando se trata de un hijo, pero se aprende a vivir con ello. Se aprende a seguir adelante, y dejar todo en las manos de los dioses. Mi alfa y yo, tenemos ahora dos hermosos niños. Nunca olvidaremos a nuestro hijo, pero hemos aprendido a vivir con ese dolor.
JongSeong estaba llorando otra vez cuando envolvió sus brazos alrededor de Daniel, sorprendiéndolo.
─ Siento mucho tu dolor ─ susurró.
─ Y yo siento mucho el suyo, mi señor.
Jay comió, no mucho, pero al menos lo intentó. Y entendió cada palabra que Daniel le dijo, porque sabía que parte de su corazón jamás sería recuperada, que dolería para siempre. Pero necesitaba estar dispuesto a seguir adelante, porque su vida continuaba con los vivos, aunque parte de su corazón ya estuviera con los muertos. Tenía que seguir adelante, tenía que esforzarse por ello. Entonces podría ser feliz al fin.
Esa misma noche, SungHoon llamó a su puerta y sonrió, una sonrisa suave con bordes tristes.
─ Su alteza desea verlo, mi señor.
Jay asintió y lo siguió en silencio hacia los aposentos de HeeSeung. No lo sorprendió notar que HeeSeung también llevaba sus oscuras ropas, aún sobre su cuerpo. Estaba sentado en la cama, con el rostro entre las manos. Jay se acercó a él, y arrodillándose a su lado, quitó las manos de su rostro para observarlo directo a los ojos.
─ Mi amado JongSeong ─ susurró ─. La culpa envenena mi alma.
─ No hay nada por lo que mi señor debería sentir culpa ─ aseguró con firmeza.
─ Si solo te hubiera llevado conmigo, si hubiese estado mas atento al odio de WonYoung. Quizás podría habernos evitado tanto dolor.
Por primera vez, JongSeong se atrevió a ser él quien uniera sus labios en un dulce beso.
─ No es su culpa, mi señor. Nada de esto es su culpa. Se que su corazón sufre tanto como el mío. Déjeme cuidarlo hasta que aprendamos a vivir con el dolor.
─ No te merezco ─ susurró atrayéndolo en un abrazo ─. No merezco tenerte a mi lado, y sin embargo, no deseo dejarte ir. No voy a dejarte ir nunca.
Jay tuvo que admitirlo, por lo menos en su corazón. Amaba a HeeSeung. Lo amaba profundamente, y deseaba con todas sus fuerzas, poder seguir a su lado.
HeeSeung lo recostó sobre la cama, y lo abrazó con aún más fuerza.
─ Quédate a mi lado ─ susurró ─. Eres mi luz, y mi cielo. Deseo poder ver tu hermoso rostro cada día de mi vida, porque se que los dioses te han puesto en mi camino, para que nunca te vayas. Voy a darte muchos hijos, y voy a darte todo mi cariño. No eres mi favorito, Jay, eres el único.
El único que despertaba tantos sentimientos en él, por el único que era capaz de sufrir tanta angustia. Por el único que daría su vida, su reino, su todo.
Y se quedaron toda la noche en los brazos del otro, intentando dormir, haciéndolo de a ratos, sollozando en otros. Rezaron juntos, por su hijo y su descanso eterno. HeeSeung suplicó la bendición de los dioses para con su unión, que les permitieran ser felices. JongSeong pidió también por su familia, por la que no estaba entre los vivos, y la que deseaba tener en un futuro.
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𓏲 𝗛𝗶𝘀. ! #𝗛𝗲𝗲𝗝𝗮𝘆.﹆
Fanfiction⿻ 𝗛𝗝. ◠ Fanfiction / Finalizada 𔘓 ─ En orden de sobrevivir, Jay hace un trato con el rey: Le dará un hijo varón en el transcurso de un año, o morirá como el resto de su pueblo. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⩩ ꗃ 𝗔𝗱𝗮𝗽𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𓂅 ࣪ 👑𓄼 ✦ - Extención ; Vei...