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[NARRA ALEX]


- ¿Sabes qué?, ¡Vete a joder a otro, que eso se te da de maravilla!- grité hacia el manos libres antes de colgar. No sé que demonios le pasaba a Emily pero ya me estaba tocando demasiado la moral. Desde que Tom la ignora y James desapareció, Emily viene en busca de mi "compañía" y en cierto modo me satisface pero desearía que fuese Neysa quien pasase esos "divertidos momentos" conmigo.

Paré ante un semáforo en rojo y reconocí su atractiva silueta correr hacia mi dirección. No dudé en salir del R8 para detenerla, estaba muy alterada.

-¿Qué te pasó? ¿Por qué ibas corriendo así, de esa forma?

No contestó. Se abalanzó hacia mis brazos en un intento desesperado de consuelo. Con ambas manos tomé su rostro y lo alcé, obligándola a mirarme. Sus ojos estaban hinchados y el maquillaje corrido.

<<¡Tom!>> pensé. <<¡Ese imbécil! ¿Qué le ha hecho ahora?>>

- Neysa, amor, tranquila.- murmuré abrazándola.- Vamos, te llevaré a casa.

- No...- sollozó. Esta, aún, contra mi pecho, agarrando mi camiseta para detenerme.- Ella está allí. Rose no me permitirá entrar.

- ¿Rose? ¿Tu madre?- me interrumpió.

- ¡No es mi madre!- exclamó con un notable nudo en la garganta.

- Está bien, está bien... Iremos a mi casa.

Fuimos hasta mi Audi y conduje dirección a mi casa. Ninguno decía nada, ella miraba pensativa por el cristal mientras que yo, medio pendiente a la carretera, la miraba por el rabillo del ojo. Más de una vez nuestras miradas se encontraron y Neysa apartaba el rostro sonrojado.

<<¡No, he de atender a la carretera!>> pienso mientras devuelvo la mirada al frente. Llegamos y estaciono el R8 en mi plaza. Ella sale del coche antes que yo por lo que tan solo puedo verla desde atrás, a escasos centímetros. ¡Dios! Sus caderas danzan a un ritmo que me trae loco y despierta aquel sentimiento en mí, deseo. Seguimos andando hasta llegar al ascensor, aquel compartimento estrecho y metalizado acorta aun más la distancia entre nuestros cuerpos. Intentaba desviar mis, aun más, depravados pensamientos.

<<¡Cuatro pisos, solo cuatro pisos!>> pensaba, ejerciendo fuerza en mi mandíbula. Llegamos y abro la puerta caballerosamente, ella entra cabizbaja.

-¿Quieres tomar algo?

-Por favor.- sonrió dulcemente.

Las horas pasaban y con ellas las copas. Su risa inundaba la sala. Estaba bastante borracha pero era feliz, al menos, en esta corta estancia.

- Jajaja. Entonces, ¿te tiraron o caíste tú sola?- carcajeaba ante una de sus anécdotas.

- Me resbalé.- contestó animadamente a mi pregunta.- Era muy torpe entonces. Aunque ahora lo sigo siendo.

- Jajaja. ¡Como todos! ¿Asistes, aún, a las clases de piano?

- No.- contestó risueña- Las dejé cuando iba por el 6º nivel. Me pareció bastante.

- ¿Y las de Italiano?

- Solo fui a las primeras clases. Ya sabes, para aprender lo básico.

- Dime una frase, per favore! (¡por favor!)- sonrío cómplice. Ella muerde su labio con intención de reprimir una nueva sonrisa y aclara la garganta.

Für Immer JetztDonde viven las historias. Descúbrelo ahora