Capítulo 5

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Pov Dalila.

No veía absolutamente nada, ya que aún tenía los ojos vendados, me sentía muy confundida, pero algo si sabía.

Ese chico pelirrojo, Evan, me había mentido.

¿Pero por qué?

No entendía porque la necesidad de mentir, solo me hubiera dicho que estaba en otro lugar. De todas formas Valentina, la hermana de la signora me había secuestrado.

¿O en verdad me habían rescatado?

Si fuera así Flavio estaría ahí, estaba muy perdida.

— Estoy preocupada.

Salí de mis pensamientos al oír la voz de una mujer.

— Calma, estará bien.— Consoló la voz varonil.

Era Evan, no me cabía duda, pero la otra voz, ¿era de Valentina?

La cabeza me duele demasiado.

Todo me daba vueltas y sentía mi respiración pesada, apreté mis ojos con fuerza y me quejé al sentir fuerte punzadas en mi sien.

— Dan, es muy peligroso, no lo hagas.

— No puedo quedarme de brazos cruzados.

— No vayas, te lo pido cómo tú mejor amiga que soy.

Mi cabeza iba a explotar, apreté los ojos con fuerza escuchando esas voces en mi cabeza.

¿Mejor amiga? ¿Qué?

Me sentía mareada, tanto que quería vomitar.

— Llegamos.— Avisó Evan.

— Muy bien, ayúdame.— Mencionó la otra voz.

Quería ver lo que mis acompañantes estaban haciendo, pero me era imposible por la venda. Solo podía percibir ruidos.

Escuché las puertas de los coches abrirse y cerrarse, escuché murmullos en la parte de afuera, la puerta de mi lado abrirse.

— Vamos, preguntona.— Fruncí los labios al oír el apodo.

Me removí cuando sentía que era elevada cómo costal de papas y me tiraban a un hombro, muy probablemente de Evan. Quedé con la cabeza hacia abajo y escuché hojas secas tronar en el suelo.

¿Dónde estaba?

— Estás siendo ingresada a tu nuevo hogar.— Mencionó Evan con voz canturrona.

Mis manos atadas colgaban por su espalda.

— Me duele la cabeza.— Confesé aún si poder ver algo.

— Ya veremos qué hacer con eso.— Respondió Evan con calma.

Después de unos momentos de silencio, finalmente escuché una puerta abrirse, Evan puso el pestillo y me dejó en lo que podía definir cómo una cama.

— Vamos a quitarte esto.— Informó.

Sentí sus dedos detrás de mi cabeza quitando la venda, enchine los ojos al ver cómo mi vista ardía adaptándome a la nueva luz, alcé mi vista y miré a Evan con media sonrisa.

— Accueillir.«Bienvenida»— Dijo sin borrar su sonrisa.

— Merci.«Gracias»

Inconscientemente había soltado aquella palabra agradeciendo en francés.

—¿Hablás francés?— Inquirió el pelirrojo sorprendido.— Vaya sorpresa.— Celebró.

— Yo...— Murmuré confundida.

Perversa Obsesión || Caché || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora