El día había llegado, las manos del rizado temblaban y sentía las piernas flaquear de solo recordarlo.

El cantante Louis Tomlinson, artista del momento, estaba en la ciudad de Manchester en su natal Reino Unido. Los ojos del país estaban en él, era el comienzo de su tour en su nación, venía de Latinoamérica y ya había recorrido europa y norteamérica, donde se hizo aún más conocido por sus grandes presentaciones frente a miles de personas.

Los padres de Harry le habían regalado la entrada para ir a verlo en su cumpleaños número dieciocho. Estaba demasiado feliz al tenerla en sus manos, agradeció a sus padres gritando, abrazándolos y saltando de un lado a otro lleno de alegría. Louis era todo para él, su cantante favorito, la persona que más amaba en el mundo. La idea de conocerlo era casi imposible, todo parecía un sueño, no caía en cuenta que faltaban solo horas y kilómetros de estar cerca de él.

Harry no iría solo, sus amigas también habían conseguido entradas para esa noche junto a él. Estaban extasiados de emoción con la simple idea de ir a tal lugar.

La hora del conciertos era a las ocho de la noche, pero ya Harry estaba listo desde las seis. La ansiedad que sentía no lo podía dejar respirar.

Todo pintaba a que sería una gran noche.

...

Ya eran las siete de la noche y Harry estaba con sus amigas de camino al concierto en el auto de su padre. Darcy y Tara, estaban más que emocionadas, compartían el mismo sentimiento que el rizado. Louis era increíble, su ídolo, su todo.

Lo veían como una pieza de arte perfecta e imposible de ver sin llorar o siquiera sentir algún tipo de emoción. Era como ese dios al que podrían montarle un altar de adoración y no cansarte de rendirle culto, era todo para ellos.

Y no, no era exagerando.

El impacto que el ojiazul dejaba en cada uno de sus fans era impresionante, podría decir que algo bastante difícil de explicar con palabras, había que sentirlo para saber de qué se hablaba. Muchos incluso dicen, que les salvó las vida y es que solo basta con escuchar una canción para amar a Louis.

Pasando al concierto, el trío de amigos ya estaba en el estadio, dónde la alegría desbordaba y la vibra de emoción se sentía en el ambiente. Los gritos, las risas, la ansiedad se notaba a kilómetros, enserio el fandom Louie era bien emocional.

Harry pasó con sus amigas y se sentaron en sus respectivos puestos, logró conseguir el puesto VIP del lugar, eso significaba que en unos minutos tendría a Louis tan pero tan cerca que podría tocarlo o siquiera verlo más de cerca.

...

De un momento a otro, el GRANDIOSO espectáculo había comenzado, ese que tanto tiempo habían esperado las Miles de personas presentes en el recinto. La euforia se sentía, las lágrimas no faltaron y el corazón latiendo en la sien indicaba que sería la mejor noche de sus vidas.

La set list iba agotándose con el pasar de los minutos, Louis daba las gracias a sus fans, ellos gritaban, lloraban, le tiraban regalos. Fue cuando perfect now empezó, que Harry no paró de llorar al recordar esas noches tristes de inseguridades, ponía esta masterpiece de Louis y sentía como si el mismo ojiazul lo abrazaba.

El sentimiento que esa canción te daba era acogedor e increíble.

Kill my mind empezó y de repente Louis saltó de escenario. Corrió, saltó y jugó con las fans en el espacio que hay entre el público y el escenario. Harry miraba desde su puesto y quería estar ahí, quería abrazarlo, quería tocar su rostro.

Fue corriendo hasta las barandas y se coló en la multitud. Llegó a estar entre uno de los primeros después de luchar con algunas personas que querían estar en el mismo lugar que él. Louis estaba en uno de los costados del lugar. Harry gritaba y lo llamaba a todo pulmón, pero Louis seguía de ese lado.

De pronto, Louis salió de allí y volvió a lanzarse, pero está vez en dónde Harry estaba.

Harry gritaba de emoción, le tocó el rostro, sintió cada centímetro de su piel. Era hermoso, era mejor de lo que creía.

Louis saltaba y se movía demasiado, Harry tenía miedo de lastimarlo, por tanto, bajó su mano hasta su cuello y bajó para tocar sus clavículas. Sintió la tela de su camisa y sin querer, Louis hizo un movimiento brusco y desabotono su camisa.

Quería morirse en ese momento

Miró de nuevo y tenía la mejor vista que pudo haber pedido, pero era más la preocupación que el disfrute

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Miró de nuevo y tenía la mejor vista que pudo haber pedido, pero era más la preocupación que el disfrute. Dañó su camisa, lo dejó semi desnudo y lo peor no había llegado...

— Hey rulitos, me rompiste la camisa, ya vendrá mi turno...

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