¿Poliamor? ¡Una mierda! © [Amores Complicados #2]

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"Oh, na na na na, uh
Aquí sentí, viví, gané, perdí
De todos modos sigo andando, caminando

Amor fingí al decir que sí
Pero algo a mí me esta pasando
Me está gritando el corazón

No digas nada, déjame hablar
Tan sólo llévate mis ganas de llorar".

— Ya No Más.

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Narra Unbekannt.

Jamás me imaginé estando así.
Enamorado.

No imaginaba que me reencontraría con la niña que había sido mi primera amiga, la que no había visto defectos en mí, quién había visto a un yo distinto.

Haberme cruzado con ella fue algo que no esperé, pero que sí ansiaba.

Sabía que él se había enamorado de ella, cuando lo supe fue un alboroto.
Es que de todas las mujeres, ¿Por qué ella?

Nos vimos envueltos en algo totalmente complicado.

Ay, hermano..

Viajé a Italia, debía arreglar algunos asuntos con él, debía encargarme de eso, sé que él no quedó bien, pero necesitaba hablar con él.

Estaba delante de su puerta, habían pasado unos días desde la salida con Juls y sus amigas.

Toqué.

Esperé, uno, dos, tres.
Y abrió.

Se veía bien, no esperó mi visita. Lo sé, no imaginaba que yo vendría, y estoy seguro que estaba pensando en cómo había conseguido su ubicación.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó confundido—, ¿Cómo conseguiste mi ubicación? —touche. Di en el blanco, eh.

— Hay algunas cosas que debo arreglar contigo —sonreí para mis adentros—, hermano.

— No creo que tenga nada que arreglar contigo, hermano —rodó los ojos y estuvo a punto de cerrarme la puerta en la cara. Puse el pie a tiempo.

— Es sobre ella, Léopold —hablé serio.

— ¿Qué le pasó?

— Nada, solo.. —suspiré—, tu partida la afectó más de lo que creías, ella te quería.

— Entiendo sus razones —frunció el entrecejo como si una idea brillara en su cabeza—, ¿Ella sabe que somos hermanos?

Negué con la cabeza.

— No, ni siquiera sabe que sé donde estás, ni que vine a verte.

Se hizo a un lado dejando la puerta abierta.

— Pasa.

Ingresé a su vivienda, se había lucido, sin duda sus años siendo de los mejores profesores en las mejores universidades desde que se graduó le ha dado muchos frutos.

— Lindo apartamento.

— Gracias.

Señaló el sofá y tomé asiento, seguidamente él hizo lo mismo en el otro sofá al lado del mío.

— ¿Qué querías arreglar? —preguntó entre curioso e impaciente.

— Me enamoré de ella. —admití.

Él sé río abiertamente.

— No me digas.

— Yo la conocí cuando solo tenía 7 años, ella tenía 5 en ese entonces.