¿Poliamor? ¡Una mierda! © [Amores Complicados #2]

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"I never meant to hurt you
It's just something I do
I guess it's not a good excuse

And she will always hate me
No matter what I say
And there is no mistaking
The love is gone

She will always hate me
She said, you lost me baby
No matter what I say
The love is gone".

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—Always Hate Me.
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¿Alcohol? ¿Era eso lo que olía? Pero... ¿por qué se le sentía tan cerca a ese aroma?

—Amor, amor... —susurró bajito Unbekannt mientras seguía acercando el algodón con alcohol a la nariz de su esposa suavemente—, despierta, está todo bien.

Juls de a poco fue despertando y abriendo sus verdosos ojos. Miró a Unbekannt, y el algodón que todavía sostenía cerca de su nariz.

—¿Qué pasó? —ella se sentó lentamente mientras acariciaba sus sienes—, soñé algo raro... que yo estaba embarazada dizque, ¿puedes creerlo? Qué sueño más loco.

Silvain se congeló en su lugar. Con el cuerpo tenso, se preparó para decirlo.

—No fue un sueño.

Un suspiro salió de los labios de ella, y luego abrió los ojos en demasía al percatarse de lo que había dicho su esposo. No era lo que ella pensó que escucharía, si no lo opuesto a eso.

—¿Qué? —preguntó riéndose a carcajadas—. ¿Estás de broma, verdad?

Una punzada atravesó el pecho de él.

—¿Por qué habría de bromear con algo así? —ironizó él.

—No lo sé, tu humor negro que tienes seguro —simplificó ella—, debe ser una broma, yo no puedo estar embarazada, no, no, no, no, no, no, no, no puedo estar embarazada, ¿entiendes?

—Claro. —él se levantó con la mirada sombría—. Porque tener un hijo conmigo es lo peor que le puede pasar a cualquiera, sí.

Ella abrió los ojos sorprendida.

—¿Qué? Yo no dije eso. —se cruzó de brazos enojada.

—Ya, no importa. —sentenció él—, tengo cosas que hacer, nos vemos a la noche.

En lo que estaban discutiendo, él iba cambiándose el pijama por su ropa habitual de todos los días. Por estar tan ensimismada en la discusión, ella no lo notó.

Él ni siquiera le dio un beso... ¿Qué está pasando? Las discusiones están que sobran en estas últimas horas.

Un suspiro abandonó de sus labios. Ella... ella... ¿de verdad estaba embarazada? ¿Por qué se iba él? ¿Qué pasa?

No. No podía ser cierto, y de ser así, debía ir con él. Rápidamente, ella se alistó y fue rumbo al alcance de su esposo.

Mientras tanto... Unbekannt ya había llegado donde trabajaba. Y sí que habían muchas cosas por hacer.

—Hola, precioso —saludó una chica de piel bronceada—, no sabes lo que me costó encontrarte, ¿Qué fue de tu vida, amorcito?

—Ah, Lana, hola —respondió él desinteresado—. Eso no te incumbe. Y no me llames así, no soy tu amorcito.

—¿Qué? —preguntó ella incrédula—. ¿Por qué me tratas así?

La piel bronceada se cruzó de brazos enojada. Él la ignoró olímpicamente.