¡Gracias Zeus!

Extra 2, " Lo que paso "

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Muchos se preguntan, ¿que paso para que la mayoría de los Alfas y los Omegas? Pues, no se sabría, al menos no ellos.

Sin embargo, ustedes, los que leen y yo, el que narra, lo sabremos.

"' Zeus ya sabía que sus hermanos estarían bien, por lo que volvió a la fiesta, que disfrutaría sin dudar.

Sin embargo, a pesar de los años y su resistencia, no pudo evitar embriagarse.

En medio de una charla muy obscena, hablando de los interiores de los Omegas, de que bien reciben, básicamente del sexo con Omegas masculinos.

En eso, entre tropezones se acercó al copero de los dioses, Ganimedes*[1] quien estaba mirando a los ebrios con desaprobación, alegando que su comportamiento era de unos niñatos principiantes.

— Uuuhh~ Hola Ganimedes, desde hace tiempo que no te veo *hip* — dijo, pasando uno de sus brazos por los hombros del joven peliazul, el cual lo miro mal.

— Nos vemos cada día, Zeus. — dijo con enojo moreno.

— ¡Ohh! Ya lo recuerdo, despiertas en mi cama desnudo después de una sesión dura de sexo en tu celo... Me pregunto porque no me has dado hijos.— agrego con descaro. Si las miradas mataran, el ya habría sido enviado a lo más profundo del infierno, ya que la mirada diabólica de Ganimedes hasta ahuyentaba a los que estaban cerca.

— Tengo los "parches" que me dio Ilitía para que no tuviera hijos contigo, idiota. Te lo había dicho hace semanas y nunca me prestaste atención, menos mal que no te amo porque sino sería tóxico, tonto. — insultó enojado. Empujó bruscamente el brazo de la deidad y se fue a quien sabe donde.

Zeus suspiro, definitivamente por eso era mejor no casarse o tener novios. Era mejor andar soltero, o con amantes.

Porque estar soltero está de moda.

En fin, ya no tenía nada que hacer, así que se quedó mirando a la nada.

Miro a su adorada hija acercarse a él y sentarse justo a su lado y le ofreció una copa de vino que él acepto con mucho gusto.

— Mm... Papá, ¿que te tiene perturbado? — preguntó la chica delineando con su índice el borde de la copa de vino, aún llena.

— No se a que te refieres hija. — contestó observandola.

— Soy tu hija papá, tal vez no somos los más unidos, pero estoy segura de que siempre me andas observando al igual que yo te observo a ti. Me puedes decir lo que te tiene en conflicto. — dijo con calma.