⋆ ࣪𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗖𝘂𝗮𝘁𝗿𝗼⋆ ࣪

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El clima estaba normal, más soleado que ayer así que mis padres abrieron su tienda. Estuve con ellos un rato pero me di un tiempo para salir de allí y caminar. El día estaba lindo, parece de esos días en las que piensas que nada malo ocurrirá.

Por ahora estoy bebiendo café, a unas cuadras del establecimiento y sentada en unas bancas que pusieron en las banquetas.

— ¿Eres tú? — preguntó una chica, no le di importancia porque pensé que no era para mí esa pregunta. — ¿Anna?

Voltee a verla, y lo que me faltaba...

— Elsa, ¿Que haces aquí? — pregunté, ella se sentó a mi lado y luego suspiró. — ¿Estás bien?

— Si, solo pasaba por éstas calles, ya sabes... Es lo único que hago.

— Caminar es lo único que haces, no me sorprende — reí. — Ayer saliste corriendo después de todo.

— Es que necesitaba entregar los girasoles antes de... — se detuvo. — Es que ya nadie las pone ahí, y me hace pensar que se olvidaron de llevarlas o simplemente ya no les importa.

—...Okey.. — que extraña es. — ¿Quieres café?

— No gracias, te dije que no me gusta — contestó.

— Perdón, no quería ofenderte.

— ¿Y que haces aquí? — preguntó. Ella fijó su mirada en mi y pude sentirme calmada. Cómo que sus ojos transmite tranquilidad.

— Estoy dándome unos minutos, mis padres están en la tienda así que no necesitan mucho mi ayuda — respondí.

— Si tus padres son los dueños de esa florería, ¿Por qué decidiste trabajar?, ¿Quieres ayudarlos?, ¿O solo quieres trabajar? — asentí. — ¿Eso que significa?

— Quiero trabajar solo por trabajar, Elsa. No quiero regresar a la escuela después de todo, ya no le veo sentido.

— Yo ya no voy a la escuela, creo que me dieron unas vacaciones — se empezó a reír pero se calmó luego. — Si, eso fue... — susurró.

— ¿Tienes amigos? — pregunté y ella negó. — Yo tampoco, bueno... Tengo algunos pero no sé, no me gusta estar con ellos.

— ¿Te hicieron algo?, ¿Quien pudo dañarte para que seas así?

— Nadie, solo no me gusta convivir con las personas — confesé.

— Pero yo estoy aquí y estamos conviviendo.

— Pero tu... Eres tú, me agradas — sentí mis mejillas arder, es la primera vez en un año que dije algo cursi. — Debes agradarle a todo el mundo, aunque la primera impresión no es mucho de que hablar.

— Tienes razón — Elsa se levantó y quedó viéndome. — Ven, te acompaño con tus padres —
Acepté. Empezamos a caminar a la dirección de lado izquierdo, en unos metros más estará el lugar de mis padres. Tanto Elsa como yo no emitimos ningún sonido. Antes de llegar a la tienda la albina se detuvo. — Llegamos, es hora de irme.

— ¿No quieres pasar? — pregunté y ella negó.

— Tus padres están ahí y tengo mucho miedo conversar con la familia de una amiga — mi estado emocional había cambiado al escuchar la palabra "amiga". No pude evitar sonreír.

— Elsa, ¿Te gustaría ir conmigo a una fiesta de cumpleaños? — pregunté. Elsa se acercó a mí y asintió.

— Te veré en una semana — dijo eso y se marchó.

Brinqué por lo emocionada que estaba, pero al saber que Elsa se había ido me dejó un poco triste.

Un momento, ¿En una semana? No le mencioné la fecha...

En serio esa chica es muy rara.

Ingresé al establecimiento y me encontré a mis dos padres adornando los girasoles. Ellos estaban emocionados y no sé cuál es la razón, pero de seguro se van a emocionar más si les platico lo que acaba de pasar.

— Invité a Elsa a la fiesta de Kristoff — fue lo único que dije. Mis padres quedaron sorprendidos, más mi papá. — También la invité para que pasara por aquí pero tiene unos asuntos que atender — mentí. Si hubiera dicho la verdad, mis padres pensarían que tengo algo con ella.

— ¡Felicidades!, Así se hacen los buenos amigos

— ¿Le pediste su número? — preguntó mi mamá y negué. — ¿Tendrá alguna red social?, Esa chica no me da buena espina.

— Ella es solitaria, supongo que tiene esos padres que no le toman la atención, pero prefieren comprarle lo que sea para que no se sientan mal.

— Yo no sé pero necesito conocerla algún día — comentó mi padre. — ¿Que van hacer después de la fiesta?, ¿Van a ir a cenar o le pedirás que se quede a una pijamada contigo?

— ¿Por qué le pediría eso? — pregunté, mi padre puede ser gentil pero a veces es muy extraño.
— Tal vez veamos alguna película, no tengo idea.

— Anna, estamos feliz. Hagas lo que hagas, eres libre, ¿Si? — mi madre sonrió y luego siguió con lo suyo. — Si quieres ese día haré una gran cena para que podamos conocer a Elsa.

— Sería fantástico — sonreí.

Después de conversarlo, mis padres notaron algo en mí que logro entender. Estoy feliz y emocionada, ellos también lo están porque tengo una nueva amiga, porque pude hacer una amistad en dos días. Se que para ellos tienen un gran peso por mi culpa, pero con esta razón ya no se sentirán con más trabajo, porque ya tendré con quién pasar el tiempo.

Empecé a trabajar, llegaban los clientes y algunos se quedaban a conversar con mis padres. Yo esperaba poder ver a Elsa otra vez para pedirle su número pero nunca regresó.
Me desanimé un poco pero lo entendía, tal vez ella trabaja de medio tiempo y no puede darse esa libertad de estar pasando a cada rato en algún lugar.

— Si, logro entenderte — susurré.

— Buenas tardes — ingresó un chico, su voz se me hacía familiar así que tuve que ver de quién se trataba. Era mi Kristoff, mi amigo. — ¿Cómo están todos? — preguntó y mis padres le respondieron.

— ¿Que haces aquí? — pregunté acercándome.

— Vine a entregarte esto — me extendió una invitación y luego sonrió. — Esta vez no será en mi casa y solo seremos pocos, espero verte ahí.

El y mis padres hablaron un poco, hasta que el chico se marchó. Salí un rato en la tienda, y a lo lejos pude ver cierta cabellera conocida.

Si, se trataba de ella. Se trataba de mi nueva amiga, Elsa.

𝐈𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora