Las Amazonas (CAMREN)

CAPITULO III.- DE COMPRITAS

Elaine estaba indecisa entre un oso de peluche o una playera de Lana del Rey, pero recordó que Lauren Jáuregui ya tenía demasiados peluches, y con respecto a la playera, Lauren también debía tener docena de ellas. Necesitaba algo que fuera único en el mundo, algo que nadie más tuviera... un regalo que a Lauren Jáuregui le encantara tanto que lo llevara con ella a recorrer el mundo; algo tan simbólico como su Nala.

—¿Elaine? —escuchó que alguien susurraba detrás de ella.

—¿Quién eres tú? ¿Me conoces? ¡Dios mío! ¡Un secuestrador! —respondió con temor a la figura sospechosa oculta entre las hileras de ropa interior del panel frente a ella.

—Soy mujer... calma —dijo la voz en tono suplicante—, por favor... guarda silencio.

Elaine notó que la mujer metía la mano en el bolsillo de su chaqueta a cuadros y se horrorizó más si se podía.

—¡No me secuestres! —dijo la chiquilla—, soy pobre y de familia numerosa... si me secuestras mis papás te darán las gracias en lugar de pagar rescate.

—¡Espera! —gritó la mujer con voz ahogada—. Elaine... Soy yo— dijo quitándose la gorra y las gafas— Camila Cabello.

—¿Qué... cómo?

—He querido pasar de incógnito —explicó Camila a trompicones—... pero me descubrieron. Hay Amazónicas por todos lados y creo que me quieren matar.

—¡No seas ridícula! —respondió Elaine, indignada—, las Amazónicas seríamos incapaces de cometer un asesinato. Yo te raparía... como a las Bautistas. Y después te embarraría los pies de pipí de gato ¿Tienes idea de lo que es eso?... solo por abandonar a mis niñas; ¿pero matarte? ¡Jamás!

—Tienes una mente muy retorcida, Elaine —dijo Camila con expresión de pánico— ¿me ayudarías a salir de aquí?

—¿Qué ganaría con ayudarte?

—Bueno —dudó un poco—, podría darte dos boletos para mi próximo concierto; primera fila... con pase directo a camerinos después del show.

—¡Ah, no!, porque entonces tendría que llevarte un ramo de rosas. Si estuvieras todavía con mis amazónicas, te ayudaría sin pedir nada a cambio —respondió Elaine—, pero en este momento no me interesa en lo absoluto ir a un concierto tuyo. Preferiría escuchar un debate político; con palomitas y todo.

—Por favor —suplicó Camila—, haré lo que me pidas. Pero tienes que sacarme de aquí. Esas niñas me quieren matar.

—Podría ayudarte —razonó un momento—, pero quiero que me concedas tres deseos, como si fueras el genio de la lámpara.

Camila analizó su conveniencia, pero luego escuchó la horda de adolescentes corriendo en su búsqueda.

—Lo que quieras —dijo de inmediato—, si está dentro de mis posibilidades.

...

—¡Creo que se fue por acá! —gritó una chiquilla mientras llamaba a las demás— ¡tenemos que encontrarla antes que abandone el edificio!

Elaine empujó a Camila dentro de un caballete de lencería color rosa y la cubrió con la espalda.

— ¡Tú, laurick shipper! ¿No viste a la traidora Cabello? —dijo una adolescente que llevaba la camiseta con un estampado de las amazonas; la chiquilla miraba la sudadera de Elaine, con la figura de Lauren Jáuregui y su nuevo novio.

—Salió como una cobarde —respondió Elaine, con fingida indignación— huyó despavorida. Su chofer la esperaba en la puerta.

—Misión fallida —dijo la adolescente en el walkie talkie—, ya encontraremos el momento. Nos vemos en la entrada. Cambio y fuera. ¿Eres de nuestro grupo? —le pregunta a Elaine.