Después de varias semanas sin apenas coincidir, fue un domingo en el que ambos agentes tuvieron un día de descanso.
Aprovecharon para cocinar juntos, pues la dinámica de Volkov siendo el chef y Horacio simplemente bailando alrededor suyo al ritmo de la música de la playlist que ambos compartían y sacando de quicio al mayor era la que mejor les funcionaba y más les hacía sentir como en casa.
Aunque, siendo honestos, casa era cualquier espacio que compartían el uno con la presencia del otro, sin necesidad de un techo o cuatro paredes rodeándoles.
Ese día hacía más calor de lo normal, así que prepararon lo necesario para comer en la zona de descanso junto a la piscina; se sentaron y saciaron tanto su hambre como sus ganas de pasar tiempo con el otro y simplemente conversar, reír e, inconscientemente, darse el cariño que ambos tanto urgían.
Fue mientras se tomaban un vaso de vodka cuando la bombilla de Horacio se iluminó y, con su característico tono pícaro, dejó caer el inicio del juego.
— ¿Verdad o reto?
Volkov frunció el ceño, confuso por la repentina invitación a la partida.
— Verdad, supongo — respondió, dándole un sorbo a su vaso.
— Mhm, ¿del 1 al 10 cuánto de menos me has echado? — preguntó, causando una tímida risa por parte del mayor.
— Un siete y medio — contestó, fingiendo seguridad.
— ¡Venga ya! No te lo crees ni tú, ruso feo. — se cruzó de brazos, ofendido.
— ¿Cómo que ruso feo? Pues cambio mi respuesta a un tres. — se cruzó de brazos también, imitándole. — Ahora tú, ¿verdad o reto?
— Reto, no soy un cagao' como tú. — alzó ambas cejas, descruzándose y acomodándose de nuevo en su silla.
— Mhm, bébete todo lo que te falta de vodka seguido. — propuso, alzando su propio vaso para chocarlo con el del contrario. — Nasdrovia.
Horacio cumplió, notando toda la longitud de su garganta arder a la par del recorrido del líquido, causando que una mueca exagerada de desagrado decorara su rostro.
— ¡Que no es para tanto, hombre! — reía el mayor, dándole un pequeño sorbo a su propio alcohol.
— Que puto asco, que sepas que solo bebo vodka porque te gusta a ti, bah. — sacó la lengua, simulando una arcada, pero contagiándose al momento de la risa de su compañero. — Venga, ¿verdad o reto?
— Verdad. — sonrió de lado.
— ¡Pero qué aburrido eres! — bufó el menor. — Pues va, di algo que te ponga cachondísimo. — alzó la ceja derecha, causando que Volkov se atragantase con su propia saliva.
Es bien sabido que Volkov es una persona con bajo apetito sexual, o de ello estaba él convencido antes de conocer a Horacio, quien comenzó a provocar extrañas sensaciones físicas en él una vez ambos establecieron cierta confianza.
Volkov sí que se había puesto cachondo por culpa de Horacio, y más de un par de veces se había empalmado por el mismo motivo, pero eso el menor no lo sabía (teóricamente). Duchas frías y cojines sobre el regazo era todo lo que bastaba para ocultar todas las veces que su miembro se endurecía a causa de la mala costumbre de Horacio de pasearse en ropa interior por casa, o de rozarle inconscientemente en zonas sensibles mientras descansaban en el sofá.
El soviético tragó saliva, sin saber cómo escaparse de esa situación; tenía la respuesta bastante clara y su mente se dirigió directamente a la escena que a día de hoy seguía rondando por su cabeza en forma de fantasía erótica.
![](https://img.wattpad.com/cover/314153132-288-k790816.jpg)