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Yeonjun pelinegro, Beomgyu castaño

Choi Beomgyu era el mejor amigo de Choi Yeonjun, ambos tenían unas novias fieles y hermosas a quienes amaban según ellos. Su amistad había sido demasiado fuerte, ambos eran capitanes de sus respectivos equipos; Yeonjun de baloncesto y Beomgyu de futbol soccer, sus vidas eran perfectas en apariencia porque detrás de esas sonrisas matadoras que hacían a la gran mayoría caer a sus pies estaban escondidos pensamientos sucios con respecto el uno del otro. Beomgyu en sus horarios de clases se imaginaba una y mil maneras en que Yeonjun podría follarlo al llegar a su hogar ya que, para su suerte, se habían mudado juntos a un departamento cerca de su universidad.

Por otro lado, Yeonjun estaba en sus entrenamientos pensando en las diferentes formas en que podría joder el culo de su mejor amigo.

Ambos chicos se habían acostado luego de una borrachera en la que ambos terminaron hasta el culo. Luego de ese incidente a ambos chicos les gustó más hacerlo juntos que son sus novias. A Yeonjun le gustaba mandar en el sexo, pero a su novia igual, lo que le dejaba un amargo sabor de boca cuando ambos tenían relaciones y terminaba insatisfecho al no poder hacer lo que él tenía en mente. Mientras que a Beomgyu le gustara que lo dominaran, que lo sometieran y se preocuparan por él, eso lo había descubierto con Yeonjun porque después de sus primeros dos acostones se dio cuenta de que en realidad no le gustaba mucho que digamos el tener el control en el sexo.

Los dos chicos decían que no eran gays, pero seguían intimando cada vez que podían. Ninguno quería dejar a su respectiva novia porque les tenían cierto aprecio y no querían que nadie se enterara de su secreta relación, aunque eso fuera a cambiar.

—Quiero que me amarres.

Yeonjun se atragantó con su bebida, ¿Había escuchado bien?—¿Qué?

—Quiero que me ates y luego me folles muy fuerte.

Ok, Yeonjun no había escuchado mal su amigo realmente había sacado eso de la nada. Beomgyu se montó a horcajadas sobre Yeonjun, sintiendo el cuerpo relajarse cuando pasó sus palmas abiertas por los pectorales enormes del azabache. La garganta de Yeonjun se cerró cuando Beomgyu dirigió sus labios a la piel expuesta en el blanco cuello de Yeonjun lamiendo y chupando un rastro de besos hasta poder llegar a su objetivo: los labios esponjosos de Yeonjun.

—Vamos Jun, quiero que lo hagas, por favor hyung.

Beomgyu no estaba jugando limpio y Yeonjun lo supo cuando las caderas del castaño se mecieron contra su polla cubierta por un pantalón de chándal gris.

—Eso no es justo, sabes que si me llamas así sumándole tus movimientos de cadera no podré negarme.

Beomgyu rio como un niño bajándose del regazo de su amigo, corriendo en dirección a su habitación siendo seguido de cerca por un pelinegro con una sonrisa en su rostro que borró al atrapar al castaño entre sus brazos besándolo fuertemente con la boca abierta, chupando sus labios e ingresando su lengua en la boca de Beomgyu.

—Ah hyung, fóllame, cógeme, hazme lo que quieras. —Soy tuyo pensó Beomgyu mirando los ojos de Yeonjun, aquellos brillantes y profundos ojos negros que lo miraban con adoración siempre. El rubio sacudió su cabeza y le dedicó una sonrisa sincera a su mejor amigo.

Yeonjun cargó de los muslos a su amigo, lanzándolo en la cama con cuidado caminando por la habitación hasta encontrar la cuerda con la que lo había atado una vez su novia.

—Muy bien Beomgyu, desnúdate.

—Yap.

Yeonjun sonrió cuando observó a Beomgyu desnudo sobre su cama con sabanas de tigres. Muy varonil.

30 Days of Smut Challenge 《Yeongyu》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora