quarante cinq.

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quarante cinq.

otros días más pasaron sin muchas novedades entre los dos.

luke había estado creando una barrera muy fuerte entre sus sentimientos, sus pensamientos y su propio ser; mientras michael, por su parte, había seguido cuidando de él.

los exámenes finales se avecinaban y tenían que obtener buenas notas si querían salvar el año, por lo que también se habían sumido en el estudio y habían dejado muchas cosas de lado.

como lo que el rubio sentía por su mejor amigo, y lo que comenzaba a nublarle la mente al ojiverde cada vez que había más cercanía de la necesaria.

y lo que debían solucionar sobre la situación en la que se encontraba luke.

alrededor de las 18:30 de ese viernes, mientras repasaban los apuntes de historia, el timbre los sacó de su momento de concentración.

michael se levantó del sueño suspirando y aprovechando para estirar la espalda y, bajo la mirada atenta del otro chico, fue a abrir la puerta, pensando que quizá su madre volvía del turno y había olvidado las llaves.

bajó las escaleras perezosamente, cuando volvió a escuchar el timbre.

"¡voy!"

se sacudió el cabello con los dedos y bajó el picaportes de la puerta, quedando helado al ver a su visitante.

la mujer estaba un poco diferente de lo que la recordaba, pero sus ojos azules eran inconfundibles.

"¿puedo ver a mi hijo?"

bruised. mgc+lrhWhere stories live. Discover now