Capitulo 12/Abigail

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Riker POV

- Eres un idiota -concluía Ross después de una platica que tuve con él.

Lamentablemente lo soy, aunque no lo aceptaré nunca.

- Cállate y arregla este desastre que vendrá Melissa, ¿lo recuerdas? -digo.

Se levanta del sofá, recoge la ropa del suelo y la lleva hacía el cesto de ropa sucia, va hacia la cocina, levanta los trastes y termina tallandolos en el fregadero, toma una escoba, pienso que barrerá el departamento pero me la avienta a mi.

- Mueve tu trasero y deja esta habitación muy limpia, Lynch -me ordena con una sonrisa de malicia.

Me levanto y hago lo que me dice. Mi depresión ha llegado hasta cierto punto en el cuál tengo que obedecer lo que me dice mi hermano menor. Prácticamente tengo una teoría demasiado femenina, la cual no puede fallar. Tengo entendido que si me alejo un poco de quien amo me haré desear... o algo así me ha dicho Rydel.

Recogí todos los mugreros que había comido con Ross, mientras este colocaba un poco de música en lo que Melissa, la chica que esta esperando un bebé de él, llegaba.

Melissa era una buena chica, hueca y tonta pero buena. Janete, ella también es buena... Pero se dejó engañar. A la mierda las chicas y sus cosas raras.

¡Puta madre! ¡Extraño a Abigail!

- ¡Subele a eso, Ross! -grité con más ánimo.

De repente, empecé a tararear la canción de Muse... Abigail ama esa canción.

Barría de aquí para allá como dama que se respeta mientras Ross tomaba el trapeador y lo usaba como guitarra, cosa que era totalmente estúpido porque su guitarra estaba a doce pasos de él.

- ¡Ross, vamos a cantar! -grité emocionado. Entonces el timbre sonó. Ross tiro el trapeador, avente la escoba por la ventana y corrí a abrir la puerta mientras Ross quitaba la música.

- Janette ¿que haces aquí? -pregunté asustado.

La cita es con Mel, no con Janete.

Ross esta jodido.

- Vengo a ver a tu hermano -respondió mirando, más bien escudriñando todo el departamento. La chica está buena, más que eso de verdad, tiene unas grandes.... - ¿Está Ross? -preguntó impaciente.

La mire avergonzado, yo quiero a Abby, pero Ross no tiene mal gusto. Además estamos separados, a la puta mierda la fidelidad.

- Si. Está en su habitación. Puedes pasar, Jane -ofrecí con cordialidad tratando de no escucharme urgido por vida sexual.

¿Dónde estás Abby? ¡Tu eras la sumisa!

- Gracias.

Caminó hacia la habitación de Ross y no disimule cuando mire su gran trasero. Ella lo notó, pero lo dejó pasar. Vaya mujer...

Dejé de pensar cosas asquerosas cuando escuché de nuevo el timbre.

Dios. Ya nos jodimos los tres. Ross por imbécil. Jane por venir aquí. Y yo por estar aquí.

Camine hacia la muerte. Se perfectamente que Mel esta del otro lado de la puerta, aunque aceptarlo a viva voz me resulta alarmante. Es como decir que vi al diablo en la iglesia. Insultante y alarmante.

- ¿Si? ¡Aquí no vive Nacho! ¡Adiós! -dije en cuanto abrí la puerta y la cerré de portazo.

- ¡Vine a comer, idiota! -gritaron del otro lado.

Terminamos (Riker Lynch)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora