47- Sus sonrisas.

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Hoy no logré verla como siempre lo he hecho.

No logré ver esa luz interior que siempre emanaba de ella en cada uno de sus poros.

No miré en su mirada esa felicidad de observar la vida como siempre lo ha hecho.

Tampoco pude encontrar ese brillo al mirar de manera intensa sus orbes.

Lo único que la describiría en este momento sería: cansada, fatigada, demacrada, pero sobre todo; agotada.

Sí, su piel se veía perfecta, pulcra y clara pero no transmitía ese brillo característica de ella.

Su cabello perfectamente peinado en una coleta alta, cada hebra decabello en su lugar denotando ser peinado con cuidado y dedicación.

Sus ojos claros no transmitían nada; ni calidez, ni dulzura, mucho menos amor. No había rastro de llanto ni enrojecimiento presente en sus orbes, no había nada que gritará que estaba mal, pero tampoco había algo que señalará que se encontraba bien.

Todo parecía normal y tan diferente a la vez, que era difícil no darse cuenta, si de verdad la conocías realmente.

Si en verdad la conocieran en persona entenderías, si la conocieras a profundidad lo notarías a simple vista, no necesitarías palabras que lo explicarán, no necesitarías gestos que lo demorarán, solo con una mirada quedaría clara...

Que ella estaba tan agotada.

Y mi pregunta a eso era... ¿Por qué?

Tenía todo lo que siempre quiso para ser feliz; un trabajo en el que se desempeñaba a la perfección, estudios académicos sobresalientes, la aceptación de su familia, buenas amistades y por último, lo que más me dolía; tenía amor.

Porque puede que yo no haya sido él elegido, que jamás lo hubiera sido, pero eso no quiere decir que yo no la quisiera ver feliz.

Yo deseaba permanecer a su lado, solamente eso, pero el destino creo que no pensaba de la misma manera, mis sentimientos que aunque son intensos son asfixiantes. Me duele aunque yo no lo quiera admitir. Es una completa tontería esos imbéciles que dicen: «Si ella es feliz, yo también lo seré» sí, me sentiría feliz al saber que ella es feliz pero me sentiría destruido sabiendo que esa felicidad no la obtuvo conmigo.

Puede que sea egoísta, pero es lo que quiero, que ella sea feliz pero estando a mí lado.

Y no se porqué empiezo a pensar en esto después de tanto tiempo, no lo sé, no entiendo el porque es justamente ahora en que estos sentimientos resurgieron de las cenizas siendo liberados con mayor intensidad.

¿Será la edad? ¿El sentimiento de estar solo? ¿La soledad? ¿O simplemente es el hecho de saber que la única persona que me importa aparte de mi familia no se encuentra a mi lado?

Sea lo que sea que siento me está matando.

«Y cuando me sacan de mis casillas ni siquiera yo sé como puedo reaccionar.»

Porque puede que bien; que me encierre todo para mí mismo, como siempre. O puede que para mal; que estalle expulsando todo lo que sienta en el momento. Y eso, solo con tiempo lo descubriré.

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Luego de dar por concluida la junta todos nos despedimos y dispersamos fuera de la sala.

Camino con calma asiendo resonar mis tacones blancos de aguja contra la fina cerámica de mármol negra del edificio, no siento prisa, no tengo nada más que hacer en la oficina, hoy en la mañana adelante los asuntos que eran de mayor importancia y solo quedaron algunas cosas que afortunadamente se pueden revisar luego. No estoy de ánimos para volver y encerrarme sola en una oficina. Quisiera salir a hacer algo para distraerme un poco, pero lo único malo es que mis amigas están trabajando y tampoco quiero ser una carga para ellas y hacerlas dejar de lado todas sus obligaciones solo por atenderme, no se lo merecen, ellas ya han hecho demasiado por mí.

"Ojo por ojo y Diente por diente" (Sasuhina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora