Parte 3-D

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¿Me había odiado a mí misma prácticamente todo el día por responderle aquel mensaje al chico extraño? Pues sí. Supongo que hubiese sido mejor no responder absolutamente nada y dejar el asunto.

Siento un golpe en la puerta principal, salte de la cama en un segundo porque no esperaba a nadie, es que jamás esperaba a nadie. Asomándome desde mi habitación pude ver una silueta por el cristal de la puerta. qué alivio era el menso de Yerai, casi me da un susto, salgo corriendo por el pasillo antes de que comenzara a gritar mi nombre alborotando a los vecinos.

con el cabello alborotado y enredado abrí la puerta

-Estoy bien por si te lo preguntabas.

Me dio un tirón de cabello

-Esta tonta! como no me envías un mensaje para saber de tu paradero.

me salió una carcajada

- mi paradero... si no estoy en el trabajo, estoy contigo o en mi casa, estas bromeando?

- Pues exijo recompensa por el mal momento que pase.

Sabía exactamente que iba a pedirme, ir por comida.

-vamos por algo de comer ya y mañana vuelves al trabajo te necesitamos mucho, pero si no te sientes bien aún, lo entiendo.

Asentí con la cabeza y entre rápidamente por un abrigo, estábamos en épocas invernales y el frio te congelaba hasta los huesos. me cubrí debajo de mi campera negra favorita, me puse un gorro ajustado para que mi desastroso cabello pasara desapercibido de las miradas críticas. Las personas pueden llegar a ser odiosas a veces y juzgan sin siquiera parar a pensar que quizá esa persona hizo un gran esfuerzo para salir de su cama en un mal estado emocional y era una injusticia exigir estar arreglada.

Comenzamos a caminar lentamente y podía sentir como mi nariz con cada paso se congelaba, Yeria tenía su nariz roja desde que había ido a buscarme. Era una persona muy alta, yo siempre quedaba más baja de lo que realmente era cuando caminaba a su lado, su cabello oscuro estaba algo despeinado por el viento, realmente tenía unas pestañas envidiables, eran tan largas y abundantes que podría hacerme una peluca.

Sentía ganas de molestarlo

- ya deja de ponerte rímel a escondidas.

- espera que? no use rímel, deja de envidiar mis tupidas pestañas.

-estoy bromeando, eres un arma de seducción para las chicas.

- te ves mejor si te callas.

quedamos caminando nuevamente en silencio, Yerai tenía muchas admiradoras y admiradores tras él, era un chico atractivo, sin embargo, él no estaba listo para ningún tipo de relación amorosa, me lo había dicho muchas veces. La persona que serie para él, aparecería sola y el sabría de inmediato que eran el uno para el otro...felices por siempre fin. El estaba salido de una novela romántica adolescente, en muchas ocasiones le deje en claro que las cosas no sucedían siempre así, pero claro que estaba dispuesta a esperar con él a que apareciera la dichosa o el dichoso.

doblamos en la esquina siguiente y vimos una cafetería bastante grande, toda su fachada se encontraba vidriada, podía ver sus paredes interiores de un color turquesa muy llamativo, por suerte se encontraba bastante vacío, eso me tranquilizaba. nos disponemos a entrar y el ambiente se encontraba cálido con una temperatura perfecta, de pronto se acerca desde el mostrador una señora bajita con el delantal a juego con las paredes.

-Mesa para dos?

Yerai observaba detenidamente el lugar y dijo

-si, por favor.

-muy bien, síganme por aquí.

Fuimos tras ella, nos sugirió una mesa redonda color blanca como la nieve, se notaba a simple vista que el lugar era pulcro e higiénico, unos ramos de hortensias azules coronaban el centro de la amplia mesa. La mesera había preparado su libreta para comenzar a anotar los pedidos.

Mis gustos no habían cambiado desde el secundario.

-café amargo para mí.

Mi amigo interrumpió de inmediato

-oh no.... ni lo pienses, mejor dos chocolates calientes con extra crema, malvaviscos y chips de chocolate por favor.

La señora se quedó confundida un momento, pero comenzó a anotar y luego se retiró rápidamente hacia las cocinas tal vez para que no volvamos a cambiar el pedido. avergonzada por la situación, mi expresión cambio a la de querer golpear fuertemente el rostro de Yerai.

- No creas que te traje a esta cafetería tan cool para que pidas agua de la cloaca.

- Es mi bebida favorita-respondí frustrada.

-Pues hoy no- Dijo mientras tironeaba mi gorro hacia abajo tapando por completo mi campo de visión, me sonreí un poco.

Él era así y siempre se había salido con la suya, pues en nuestra relación él era el que tomaba las decisiones, me adopto como su mejor amiga hace mucho tiempo y fue algo como, "ahora somos mejores amigos" así que no pude resistirme a su mandato. Me sentía protegida a su lado.

La mesera venía con una bandeja transparente muy reluciente y por encima se podían observar aquellas bebidas tan elaboradas, unas tazas de cristal amplias Y dentro de ellas el chocolate soltaba un aroma adictivo haciéndome olvidar de lo mucho que quería mi café.

Yerai clavo me observo con los ojos entreabiertos mientras bebía de su chocolate y pude ver como algo de crema había quedado sobre su nariz.

- Me vas a poner al tanto? - soltó en tono irónico.

- De que hablas menso? - exclame confundida.

- De aquel chico bonito.

De inmediato me di cuenta a quien se refería y no había nada que comentar sobre aquel tema, creo que podría resumirse en "vergonzoso". Pero en mi interior sabía que debía hablarle sobre el tema, porque no iba a dejarme en paz con aquello.

Con un tono irónico y bromista dije:

-El chico bonito entro a la librería, nos enamoramos a primera vista, mmm luego nos besamos y mañana me iré de la ciudad con él.

- "ja ja" ya suelta. ¿Trato de contactarte?

- Trato de llamarme y me envió un mensaje. -

Los ojos de yerai se iluminaron y puedo asegurar que en solo tres segundos se había armado una película completa entre el chico y yo en su cabeza.

- Driss... enserio nunca te interesas en nadie. Sabes sería bueno que conocieras personas, creo que eso mejoraría los síntomas de la ansiedad.

Me sentí vulnerable por un momento y la expresión de mi rostro cambio de seriedad a melancolía, ya no podía recordar la última vez que había querido conocer a alguien o me había interesado.

Mi persistente angustia solo me permitía estar en la cama. los primeros días, en el trabajo eran un verdadero infierno para mí, pero cada semana que pasaba era menos peor que la anterior hasta que pude aclimatarme bastante bien en la librería. Bueno excepto por aquel chico que saco a flote todas mis inseguridades.

-Didi ...-. dijo en un tono cariñoso esperando una respuesta de vuelta.

- tienes razón, quizá busque ayuda terapéutica.

-! QUE!.es maravilloso, estoy tan feliz por ti!

-dije quizá.

Aunque era domingo yerai tenía que ayudar a su familia con las contabilidades de la librería, apenas habíamos salido de aquel lugar, él se había dirigido directamente hacia el local familiar. Me pregunto si quería acompañarlo, pero salir al mundo exterior había sido suficiente para mí Intentaba cambiar algunos hábitos producidos por la ansiedad, como la fobia a permanecer mucho tiempo fuera de casa.

Caminando hacia mi casa mientras miraba hacia el piso como de costumbre, pensaba en las ganas que tenia de tumbarme en la cama.

SALVATIOWhere stories live. Discover now