Parte 10-K

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Era casi medianoche y recién comenzaba con las tareas del instituto, había estado muy ocupado durante todo el día, luego de caminar con Driss decidí practicar en mi balcón algunos movimientos de defensa personal, tenía que estar preparado por cualquier cosa inesperada luego de la herida en mi cuello, no quería que algo parecido volviese a suceder. No podría ocultar está bola de mentiras durante más tiempo, nadie debía saber porque razón yo estaba en Saluzzo.

Mi teléfono comenzó a sonar y salte de la silla, no esperaba ninguna llamada...dios que susto, era Lester.

- ¿Qué paso hermano? -

-Estoy con unos conocidos paseando por la zona, ¿quieres venir?

- Suena cool...pero estoy haciendo los deberes, ¿tú los terminaste?

-Algo así... okey Nakes, entonces te espero en el bar color rojo que se encuentra en la primera avenida.

Cuando estaba por responder Lester había cortado la llamada, que odioso era me había plantado la semilla de la duda, ahora no sabía si quedarme o salir. Luego de quince minutos ya estaba frente al espejo eligiendo un atuendo para esta noche, mi cuello se veía terrible, su aspecto enrojecido se había puesto de un violeta intenso.

fui hacia la habitación y me coloque una campera de cuero marrón, también me coloque una bufanda que tapaba lo suficiente mi herida, despeine un poco mi cabello y camine hacia la puerta.

Mientras bajaba las escaleras la culpa de no haberme quedado estudiando me carcomía por dentro, pero podría pasar solo un rato a saludar volvería para continuar con lo que se suponía tendría que tener listo desde hace una semana, Lester siempre me convencía.

Por donde estaba caminando alcanzaba a ver la librería a la que le había tomado cariño, no sabía si porque había sido mi escondite o porque había conocido a Driss, Sea lo que sea me alegraba de tener en mi vida a alguien tan agradable como ella. Sabía que sufría de varios trastornos psíquicos se le notaba en su palidez casi enferma, sus ojos siempre se encontraban tristes y sumidos en la oscuridad...a pesar de todo no perdía el encanto.

Desde el primer momento pensaba que era hermosa, estaba enamorado de su melena blanca, deseaba tanto acariciar su cabello, sin embargo, sabía que no sería lo adecuado, no quería ponerla incomoda y que no me hablara jamás. Me había costado bastante lograr una charla fluida con ella. Rápidamente disperse mis pensamientos, no quería perder la cabeza.

Abrí la enorme puerta de cristal del bar, estaba sonando música a todo volumen y varias personas ya se encontraban bailando frenéticamente, particularmente no se me daban bien las coreografías de baile, yo era de los que prefería quedarse a un costado alentando a los demás. Intentaba abrirme camino entre tantas personas y, pero resultaba imposible, ya había pedido permiso una decena de veces.

De repente me toman de la mano obviamente que me zafé y prepare mi mano en un puño, por un segundo una chica se había salvado de mi ataque, me la quede mirando unos segundos pensando de donde la conocía, pero para mi sorpresa no la conocía de nada.

-H.... hola, nosotros vamos al mismo salón de clase. - dijo algo avergonzada-

-Oh... ¿Enserio? - Mi memoria no era la mejor, pero estaba casi seguro que no la había visto antes. El cabello negro le caía por detrás de las orejas, sus ojos redondos no me quitaban la vista de encima.

-Soy Jess, estamos juntos en matemáticas...y tú ¿eres Keellam cierto?

- ¿Jessica Williams? - La recordaba, era de las niñas pudientes del salón, nunca habíamos cruzado una palabra antes.

-Para ti soy Jess ... ¿Quieres ir por un trago? -

Yo no había respondido nada, pero en un segundo me había tomado de la mano dirigiéndonos hacia la barra de tragos, por supuesto que estaba coqueteándome quería salir corriendo de allí no estaba interesado en Jessica en lo absoluto.

SALVATIOWhere stories live. Discover now