Prólogo.

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Sus respiraciones erraticas eran lo único que se escuchaba en la habitación. Sentía el sudor pasar por su frente y empapar todo su rostro. Trago saliva cuando sintió que el nudo en su garganta no lo dejaría hablar.

La oscuridad de la habitación no la percibía, pues él siempre estaba en la misma situación.

Sin claridad, sin luz, una eterna oscuridad.

Se escucharon unas cadenas en el fondo del pasillo. El sabía que eran poco los metros que los separaban.

Era de los malos.

Sus manos comenzaron a temblar, ya hacía tiempo que no pasaba esto, el creyó que la última vez había funcionado. Pero al escuchar como algunas cosas en el pasillo eran tiradas se dio cuenta que no.

Su respiración cada vez estaba más acelerada y su corazón latía rápidos, solo quedaba esconderse. Sus manos a tientas localizaron el buró, y tomo el gran libro que yacía encima.

Con sus piernas temblando y tropezando con cosas que había en el suelo se metió a tu casa, mientras trataba de no hacer ruido.

La perilla de la puerta comenzó a hacer ruido, alguien quería abrirla.

Jimin abrió el librito pasando las hojas rápido y mientras tanto puso una sábana en encima suyo así trataría de ocultarse un poco.

Pasaba las hojas con nerviosismo, sus dedos temblorosos y no lo dejaban avanzar.

La perilla de la puerta estaba siendo forzada con una gran fuerza, del otro lado forcejaba para entrar de manera muy violenta. Estaba enojado.


- C-creo - Susurró Jimin con la voz extremadamente baja, apenas era audible para el, pero no necesitaba que se escuchará más fuerte. - Creo en un solo dios...

La puerta era golpeada brutalmente, se escuchaban golpeas una y otra vez, las cadenas que sujetaban los pies de eso, era sumamente ruidosas provocando en Jimin más y más miedo.

- P-padre t-todopoderoso creador del cielo y de la tierra de todo lo- comenzaba a hablar más rápido pero al mismo tiempo la criatura del otro lado se descontrolaba.

No le gustaba las palabras que estaba pronunciando.

- TU DIOS NO TE VA A SALVAR - Gritó una voz escandalosa, era como si gritaran y lloraban al mismo tiempo. Sus manos seguían golpeando la puerta mientras Jimin pasaba su dedo por aquella biblia leyendo más rápido.

- De todo lo visible y lo invisible, creo en solo señor, Jesucristo - habló más fuerte.

- CÁLLATE - Gritó mientras de un movimiento venció el picaporte y la puerta se abrió de un solo golpe. - Dónde estás niño bonito - Susurró con voz suave como si no acabará de gritar con su voz real.

- Hijo.... hijo único de Dios - Decía Jimin mientras las lágrimas pasaban por sus mejillas, sus cuerpo bajo la sabana estaba empapado de sudor y sentía que se podría desmayar en cualquier instante.

No debió de ser tan descuidado. Un solo momento de no ser precavido y paso esto. Aunque nunca habían estado tan cerca.

Escuchó como caían las cosas de su habitación, estaban moviendo las cosas en su armario.


- Vamos a jugar - hablo cantando - Te voy a llevar a un lugar que te gustará - entonó en una canción que no me gustaba nada al rubio

Jimin trato de salir de la cama, tal vez si corría afuera de la habitación alcanzaba a escapar.

Pero se tropezó con las cobijas y cayó de bruces al suelo.



- Aquí estás - volteó y dejo ver una amplia sonrisa que llegaba de ceja a ceja, sus dientes amarillos eran asquerosos. Sin duda alguna si el rubio pudiera verlo sentiría aún más miedo. Pero el solo veía una sombra.

La pesada cadena que llevaba arrastrando no lo dejaba caminar tan rápido como quería.

Jimin estaba llorando. - Dios , Dios por favor, ayudame, AYUDAME - gritó Jimin en un intento desesperado.

- El no te salvará - Rió fuerte y de manera chillona, como si una mujer combinará su voz con un niño de cinco años.



- ¡JIMIN! - Gritó su madre entrando rápido a la habitación, era seguida por un cura.


Al momento de cruzar la puerta, desapareció aquel demonio.

- ¡Mamá! - hablo Jimin llorando - Estuvo más cerca mamá, casi me toca - gritó mientras sentía el nudo en su garganta posicionarse nuevamente.


- USTED, usted dijo que había funcionado - Señaló la mamá de Jimin mientras abrazaba a su hijo.


- Y-yo y-yo hablé con un ser de dominanza el creyó haber echo bien el trabajo. - El cura hablaba mientras sus palabras E trataban.

- ¿Que haremos ? - Susurró la madre - Jimin no puede vivir expuesto de esta forma. ¡Los rezos no sirven!

- ¡Claro que sirven! - defendió el cura. - Si Jimin no hubiera orado esa cosa hubiera entrado a la primera.



- Quiero otras soluciones, ¡necesito protegerlo!



El padre miró a sus manos, Jimin estaba tirado aún en el piso llorando, tenía la biblia en sus manos.


- Y-yo.... - pensó el padre - Te puedo dar este anillo- Se quitó de su mano derecha su propio anillo. - Ellos no podrán tocarte .



-¿Lo promete? - Dijo Jimin en un susurro mientras ponía aquella joyería en su mano.

- Por Cristo.






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HOLA


AQUI SUGITTA.

Les traigo una nueva historia, voy a salir de mi zona de confort, esto es algo nuevo y diferente. Espero me apoyen y les guste !!!!














Sentidos  J.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora