Capítulo 6

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- Descubrir mi nueva identidad.

Uno de los grandes debates que nos trae consigo este nuevo siglo es la respuesta a las preguntas; ¿Qué es una mujer? ¿Qué es un hombre?

Estas preguntas aparecen con bastante frecuencia en los debates queer sobre la gente trans. Son muchos los que dicen y cito textualmente a uno de mis profesores: "los chicas trans solo son hombres homosexuales que quieren usar peluca y tacones"

Abunda la desinformación sobre la existencia de este colectivo debido a las reiteradas ocasiones en las que las personas caen en unos estereotipos erróneos.

Para empezar y como ya he dicho arriba, se cree que las mujeres trans solo son gays que quieren usar ropa de mujer. Por otro lado, se invisibiliza mucho a los hombres trans.

Quiero empezar este debate haciendo una distinción entre género y sexo. Bien. El sexo es algo que viene dado por los genitales con los que naces, -masculino o femenino-, pero es que el género solo es otro de los muchos constructos sociales, ya que este, según los genitales, te otorgan un par de normas de como debes vestir, hablar, actuar...

Hay que ver esto con una metáfora; al nacer, la sociedad te planta delante de dos caminos. Uno es rosa con un cartel que pone "mujer", el otro es azul con un cartel que pone "hombre".

Ahora bien, es según tus genitales por lo que tu escoges un camino y no otro. No obstante, existe gente que no quiere seguir el camino establecido o que quiere coger de los dos.

Por ejemplo, la gente no binaria no quiere escoger uno, por lo que muchos caminan por ambos, o por ninguno.

A una persona trans le pasa lo mismo. Al verse en el espejo siente una desconexión con su cuerpo real, ya que se siente perdida en una isla de la que no puede escapar, debido a que se siente incapaz siquiera de soltar alguna palabra. Se agobia y se asfixia.

Es un infierno pasar tu adolescencia batallando contra una crisis de identidad; con tu propio cuerpo. Es no saber por que cuando te ves al espejo no sientes que lo que ves eres tú en realidad.

Al menos yo fue así como lo sentí. Os he contado la parte de mi vida que soñaba con amor, quizás en parte, porque quería imaginarme que había en alguna parte alguien que podía amar a alguien como yo.

¿Quién iba a amar a un chico gay de pueblo que no sabía siquiera quien era?

No sé cuál fue el momento exacto en el que me di cuenta que era una mujer, aunque creo que siempre lo he sabido en realidad.

Yo no sabía realmente lo que significaba ser trans.

Había momentos en los que odiaba mi "masculinidad"; mis manos grandes y mi ancha espalda. Admito que lloré tantas veces como las que me probé un vestido que no me entraba.


Odiaba verme en el espejo porque la imagen que se reflejaba no era ni una pizca de la silueta que yo tenía en mi subconsciente de quien era yo  ya que había nacido con un cuerpo que no era el mío.

No te confundas. Hay muchas maneras de ser trans. Hay gente que se opera de sus genitales y otra que no, gente que no se opera de nada pero quiere que la traten con los pronombres opuestos. Luego a la hora de vestir se visten como quieran.

No hay una sola forma, y todas son igual de válidas.

A mi me gustan los vestidos y el cabello largo, pero eso no significa que perpetúe los roles de género como dicen muchas personas.

A lo largo de mi vida me he rodeado de muchas mujeres a las que admirado de distintas formas.

Todas eran diferentes; bajas, altas, gordas, flacas, con poco pecho, con mucho pecho, con cabello largo, con cabello corto, con mucha o poca cadera, con ojos rasgados o abiertos.

Y he amado de todas ellas la misma faceta; su manera distinta en la que lucían su feminidad. Yo quería verme como ellas porque en lo más profundo de mi interior me veía como ellas.

Ya he dicho antes de que no hay un momento exacto en el que me di cuenta de que era una mujer. Fue un cúmulo de emociones y experiencias -e información- que me hizo llegar hasta donde llegué.

El arte de escribirte una odaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora