32. | Frío infierno

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Moscú, Rusia
Meses después

Sienna creía que el infierno era frío.

Era helado. Era hielo.

Era la nieve que caía tras su ventana día tras día mientras ella se pudría por dentro. Era la forma en que sus manos temblaban, el lado frío de la cama, la manera en que sus labios resecos se pegaban, su voz rasposa y seca después de no hablar por meses.

Eran los recuerdos que la atormentaban todas las noches. Era el sonido de la bala y un cuerpo cayendo.

El infierno era Rusia.

Porco la había mantenido completamente incomunicada durante semanas. En una habitación bajo llave. Sienna ni siquiera hizo el intento de escapar.

No tendría sentido.
Sin él nada tenía sentido.

Antes Sienna había sido letal, el tipo de persona que no se podría colocar en una habitación y esperar que se quedase quieta.

La antigua Sienna habría encontrado una manera de comunicarse con sus amigos y familia. No se habría quedado sentada, con la mirada perdida, rememorando una y otra vez en su cabeza cada uno de los hechos que la habían llevado hasta allí.

Habría hecho explotar la maldita puerta, habría asesinado a cualquier persona a su paso, habría escapado.

La antigua Sienna se habría vengado.

Pero la antigua Sienna estaba muerta.

Murió aquel día, con la garganta desgarrada por sus gritos, la mente quebrada y la vista fija en el cadáver ensangrentado de Eren.

Murió en el mismo momento en que él se precipitó sin vida en el suelo.

La antigua Sienna murió con él.

La mujer que quedaba ahora, era apenas una sombra de todo lo que había sido Sienna Ackerman.

Porco fue a visitarla luego de unas semanas. Se mantuvo cauteloso en la puerta, mirando como las criadas atendían a Sienna. Como la obligaban a incorporarse, a comer o a tan solo enfocar la mirada.

Sienna ni siquiera hizo un gesto que le indicase que lo había reconocido.

Así que Porco volvió los días siguientes.

Al cabo de una semana de visitas, y de aparentemente comprobar que Sienna no se iba a lanzar a asesinarlo a la primera oportunidad, empezó a hablar con ella.

Al inicio eran solo frases, un simple "¿Cómo estás?", "¿Comiste hoy?", "¿Las criadas te tratan bien?".

Sienna jamás respondía.

Luego de unos días, por fin empezó a contar cosas interesantes:

— Levi sigue al mando de tu mafia, por si te lo preguntabas. Cumplí con mi palabra. Él y Mikasa han vuelto a Tokio, sanos y salvos.

Sienna no respondió.

— También firmamos un acuerdo de paz con los Kirschtein. Marco Bott y Connie Springger lograron recuperarse de sus heridas. Jean se encuentra en Tokio con Mikasa, y los demás en América. Les he enviado a un par de mis hombres para que los protejan.

Sienna no respondió.

— Tu hermana y Hange Zoe han insistido en venir a verte. ¿Deseas recibirlas?

Sienna no respondió.

Porco soltó un suspiro, había empezado a irritarse.

— Hace unos días, localizamos a los Jaeger.

blood wedding | eren jaegerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora