Samuel Wellesley estaba tranquilo en su trabajo, intentando sacarle la poca diversión a su trabajo de arqueólogo, clasificando diversas piezas de cerámica en una pequeña tienda de campaña en una parte ya no habitada de lo que fue una vez parte del imperio helénico, poniéndole un poco de música, usualmente, de The Correspondents.
Sin embargo, las piezas que encontraba últimamente pertenecían a la parte micénica de la historia.
-"Pieza de cerámica #36. Pertenecía a un ánfora micénica. Cubierta de pigmento negro y rojo, sin forma definida. No se han encontrado más piezas de esta ánfora.", tecleaba, aburrido, esperando a que terminase el día.
Él soñaba con una vida aventurera, yendo por todo el mundo, descubriendo piezas que ocuparían portadas en periódicos con renombre en todo el mundo, como el Times o el País.
Tristemente, esto no le pudo pasar a él. La vida le dio un golpe duro cuando intentó encontrar un contrato para su trabajo soñado. Pero este pensamiento fue interrumpido por un grito de otro arqueólogo, llamando a todo arqueólogo e historiador para que vieran este descubrimiento.
Samuel, un poco cansado de su trabajo tedioso y repetitivo, decidió salir de su tienda, para encontrarse con lo que, seguramente, fue una de las cosas más extrañas en su vida. Hasta ese momento.
Cientos y cientos de pequeñas estatuillas de piedra en su pequeño pedestal, representando lo que podía ser una ola, algunas mejor conservadas que otras, pero la mayoría tenían una gran ola, parecida a un tsunami, llegando a una costa rocosa con varios humanos mirando a esta ola, que, por proporción, debía medir 40 o 50 metros. El problema era la precisión. La estatuilla sin el pedestal debería medir 30 centímetros en total, pero, en las mejores conservadas, se podían distinguir las distintas partes del ojo en esos humanos, que no medirían más de 1 o 2 centímetros. Aparte, daba igual si estaban en perfectas condiciones o en pedazos, todas mostraban la misma inscripción, que se traduciría a "Ola, te esperamos."
Samuel comenzó a pensar en todas las entrevistas que tendría, en la fama, en las primeras páginas de los periódicos, reportajes, entrevistas, respeto entre sus compañeros y una oportunidad de, tal vez, cumplir ese sueño de cuando no tenía más de 6 años, jugando a desenterrar lo que hubiera en la arena de aquella playa en la que veraneaba con su familia cuando era pequeño.
Pero, por otra parte, se comenzó a preguntar por qué habría algo tan bien conservado, en tal cantidad, en un lugar tan alejado de la ciudad de Micenas. Algo así, junto el resto de cosas, debió pesar más de 600 kilogramos, pero la mayor parte se conservó demasiado bien, como si fueran un tesoro siendo transportado hacia algún lugar.
¿Por qué ahí exclusivamente? ¿Por qué eran tan detalladas? ¿Por qué se dejaron ahí, junto con ánforas?
Estas preguntas comenzaron a carcomer la cabeza del pobre Wellesley, ahora demasiado metido en esto como para poder salir.
-"Si quiero ser exitoso, quiero hacerlo bien, no decir que hemos encontrado estatuillas y ya está. Esto tiene que ser una pieza de algo más grande, y la voy a sacar a la luz."
Mientras terminaba este monólogo, descubrieron otra estatua. Pero, esta era diferente.
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La Ola
Mystery / ThrillerDr. Samuel Wellesley descubre una figura del periodo micénico, sin saber lo que le iba a traer esta.