Capítulo 2: La primera pieza.

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Al salir de nuevo, esperando que fuera más estatuillas, más detalladas, se encontró con algo inesperado.

No era más que una estatuilla más grande, pero, al ser más grande, era mucho más detallada.

Era mucho más grande, pero era lo mismo que había en las otras. Una ola gigantesca, o al menos, la punta, un poco agrietada, pero mucho más grande. No habían canteras cerca, así que... ¿Cómo llegaron allí?

Las preguntas se amontonaban con las estatuillas, para que esta estatua más grande las multiplicara.

Debieron haber formado parte de un culto, ¿pero de qué deidad?

-"Hasta que no se saque todo lo que se encuentre aquí, ni una palabra a nadie.", gritó Samuel, entusiasmado por su primer gran misterio. Si alguien lo iba a resolver, ese alguien iba a ser él.

Mientras se desenterraban el resto de figuras, nos vamos a ir a la otra parte del mundo, a Ecuador.

Allí, se hicieron noticias nacionales de que un grupo de miembros del antaño poderoso culto, autodenominados como "Los Marineros", de entre 100 y 200 integrantes, fue capturado y detenido en medio de un sacrificio ritual. Por suerte, la que iba a ser víctima de este abominable rito salió ilesa.

Entre los objetos se hallaron varias dagas de sacrificio, mucho dinero (supuestamente lo que pagaban los miembros fuera de la comunidad) y unas estatuillas, simbolizando a un dios pagano llamado S'loth.

Sin embargo, un objeto llamó la atención de los investigadores. Una estatuilla de piedra, envuelta en un trapo dorado de tela de la mayor calidad, representando una ola, con una precisión extrema, al milímetro.

Demasiado preciso como para estar hecho por el hombre, pero era imposible que lo hubiera hecho una máquina, ya que estaban recluidos en el bosque, y no habían recibido envíos del exterior, o, al menos, lo que pensaban ellos.

Aún así, al darle la vuelta, encontraron una inscripción, grabada en la base de esta pequeña escultura. Era algo escrito en griego, del cual se podía suponer el significado, pero nadie sabía cómo un objeto pudo venir desde tan lejos.

Pero, debido a que la secta acababa de caer, a muy pocos, por no decir a nadie le importaba ese objeto.

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