cuatro.

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Es en noches como esta que recuerdo los viejos tiempos, noches en vela, pensando, sobrepensando; dándole vueltas al asunto, a tus asuntos. Es en las noches, sobre todo en las noches cuando más asaltas mi mente, robando cada pensamiento que peatona mi mente y redirigiéndolo hacia ti.

Te maldigo, Juyeon. Te maldigo y te suplico tu regreso.

Dos de la mañana, aún despierto, sintiendo que el tiempo pasa gateando y corriendo al mismo tiempo, volteando la mirada hacia la puerta esperando a que se abra.

El ruido de la televisión no es suficiente para callar los pensamientos. Necesito un cigarrillo. Empinarme una botella de vodka, tragarme la medicación para dormir. Dejar de pensar. No se supone que me sienta tan amargamente solo cuando no estás. Incluso si no estoy solo, no puedo evitar sentir que algo falta, que algo no está aquí; que lo extravié y necesito desesperada y urgentemente encontrarlo. Encontrarte.

Sin ti me siento como un adicto en abstinencia, necesito tus besos tanto como tú fumar.

Aun recuerdo el olor de las noches contigo, recuerdo tus besos ahumados y el olor amaderado de tus camisas, el humo y tu perfume hacían la combinación perfecta para mi nariz. Me encantaba tu aroma.

No puedo evitar sentirme culpable, egoísta y malagradecido con Younghoon. Él es todo lo que está bien. Le cae bien hasta a mis padres, agradecidos de que por fin terminé las cosas contigo. Definitivamente, no se merece esto. No se merece entregarse totalmente a alguien que no está ni siquiera seguro de poder cacharlo. Se está aventando a un abismo y yo jo estoy ahí para procurarle una buena caída.

Con una sonrisa amplia en el rostro y brazo en mano, miento, engaño y lastimo a todos y a nadie a la vez. No logro ni siquiera convencerme a mí mismo.

No puedo retraer ni aguantar las lágrimas nocturnas, no puedo evitar recaer en tu ausencia y ansiarte como a una droga fuerte, necesito esa montaña rusa de emociones que es estar a tu lado, extraño los gritos, quiero los besos después de ellos.

Lo nuestro fue loco, frustrante, excitante, desenfrenado. Tóxico. Venenoso.

Aún vivo en carne propia la impotencia, la traición y la desolación que sentí cuando te encontré abrazado de tu compañera de la facultad, aun cuando todos me advertían de ti, me rehusaba a oírles. Es normal entre amigos después de todo.

Aun si por todo nuestro círculo cercano se esparcía como pólvora el rumor de que los cacharon besarse en una sesión de estudio. Era sólo un rumor y ustedes eran solo amigos.

No podía evitar buscarlos con la mirada de vez en cuando pasaba por tu edificio camino al mío, las largas caminatas que tomaba para ir a la máquina expendedora rogando encontrarte se convirtieron en sesiones ultra secretas de espionaje buscando oírte decirle que no o confirmando nuestra relación. Nunca lo hiciste, ni siquiera tras seis meses.

Es una ocasión te escuché hablarle con el tono de voz que solías usar conmigo, te escuché decirle 'bebé' e intenté no malpensar, intenté también no malpensar tu reacción cuando me viste, alejándote de ella y desenlazando sus dedos. Esperaba un abrazo, un saludo, algo, pero solo obtuve un cabeceo y una media sonrisa.

No comenté nada al respecto porque, por más que me doliera no poder gritarle a los cuatro vientos que en secreto suspirabas mi nombre y me besabas como si no hubiera un mañana, comprendía que no estabas listo para decirle a nadie que te gustaba un chico, aunque te empeñaras en remarcarme que 'no eras gay y no te gustaban los chicos, te gustaba yo' que 'no sabías por qué pero de alguna forma te la ponía durísima'. Me sentía especial.

Me sentía especial contándole a Sangyeon de nuestro amorío e ignoraba cuando me contaba los chismes y habladurías que había sobre ti, por más que fueras popular incluso fuera de tu carrera, por más que fueras conocido por tus romances y por más que Sangyeon viniera con rumores, me convencía que solo eran eso. Rumores.

The Way I Loved You | JUJAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora