Capítulo 4

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23 de noviembre de 1981, casa de la familia Lupin-Black

—¡Remus! —El grito de Sirius desde el piso de abajo hizo que el mencionado se lanzará hacia las escaleras sin pensar.

Bajo los escalones de dos en dos y los últimos casi los brinco hasta caer en el suelo, buscó con la mirada a Sirius o a los mellizos pero no se veían por la sala. Rápidamente sacó su varita y corrió a la cocina listo para enfrentar lo que sea que estuviera en la casa.

Al llegar se encontró con Sirius en el otro extremo con Harry en brazos y Alina en el piso mirándolo, la escena confundió a Remus que había esperado un peligro enorme o algo más.

—Estaba intentando caminar —explicó Sirius señalando a Alina que estaba sentada como si hubiera caído.

—Casi me matas del susto pads.

—Perdona Rem, es que quería que la vieras pero bueno parece que ya no quiere.

Como si sus palabras surtieron efecto la pequeña pelirroja intentó ponerse en pie con mucho esfuerzo, después de unos minutos lo consiguió y su mirada se dirigió a Remus, este se puso en cuclillas mirándola.

—Ven Ali —dijo Remus mirándola atentamente.

La pequeña comenzó a dar algunos pasos experimentales, probando si podía y al notar que si avanzó hacia Remus, sonreía orgullosa de poder avanzar. En los últimos pasos ya estaba por caer cuando el merodeador la atrapó en brazos, tenía una enorme sonrisa en el rostro.

—¡Ya camina! —festejaron los adultos emocionados aunque ninguno consideró eso para su futuro próximo, las próximas travesuras de sus mellizos.

Remus se acercó a Sirius y besó su mejilla emocionado.

—Nuestra Ali ya camina pads.

—Lo sé, ¿ves porque te llamaba?

—Ya lo veo —dijo sonriendo—. Debo ir a terminar de arreglarme, ¿haces o hago el desayuno?

—Si quieres yo lo hago pero al bajar ayudame con los biberones con su leche.

El castaño asintió para subir rápidamente hasta su dormitorio con una sonrisa de orgullo por su pequeña que ya podía caminar. Se terminó de arreglar en tiempo récord —aunque él no era el problema diario—, ya empezaban a tener una rutina.

Generalmente el primero en despertar era Remus quien estaba acostumbrado a levantarse temprano para hacer más cosas en ese tiempo. Él se daba una ducha, entretenía un rato a los bebés y bajaba a preparar café para Sirius y para sí mismo; cuando Sirius bajaba él se encargaba de cuidar a los niños la mayoría de las veces para que Remus pudiera hacer el desayuno aunque había días, como ese, en el que Sirius despertaba primero y hacían la rutina a la inversa.

Ese día Remus no tenía ninguna entrevista de trabajo por un lado eso lo aliviaba porque podía quedarse con Sirius y sus mellizos pero por otro se sentía estresado porque pasaba otro día sin un trabajo fijo.

Intentó alejar su pesimismo mientras se observaba en el espejo, sus cicatrices seguían siendo llamativas pero había algo que había cambiado. Se veía un poco más cansado que lo usual pero tenía un brillo extraño en la mirada, ese brillo lo hacía lucir mejor y se sentía como si nadie pudiera hacerle daño.

Bajo hasta la cocina y se acercó a su novio para besar suavemente su mejilla. Sirius le dedicó una sonrisa tierna que lo hizo sentir una enorme ola de emociones que solo él causaba en su cuerpo, no sabía cómo es que alguien pudiera seguir experimentando muchas cosas como la primera vez.

The new marauder familyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora