DETECTIVES [SOUKOKU]

01

El pequeño Ryūnosuke Akutagawa, de tan sólo dos años de edad, fue sustraído de su domicilio mientras sus padres dormían. Los hechos ocurrieron aproximadamente en la madruga del pasado fin de semana, cuando la familia dormía en su hogar.

La noticia era toda una conmoción en todo el país, principalmente en Yokohama, lugar de los hechos.

Quienes eran padres estaban preocupados por la inseguridad de sus pequeños, incluso dentro de sus casas. ¿Cómo podrían dormir tranquilos sabiendo que hay personas que se atreven a entrar a las casas y robarse a los niños?

El gran detective, Chūya Nakahara, terminaba de darse un baño. Secaba su cabellera pelirroja con una toalla, y buscaba por los pasillos y en la habitación a cierto niño castaño de ojos azules. No lo veía por ningún lado.

— ¡Naru! Es hora de dormir. Sal, si no quieres que te castigue con los juguetes que más quieres.

Advirtió. El niño de tan sólo cuatro años, salió de la habitación de al lado, con uno de sus peluches favoritos: un perro.

— No tengo sueño, papi.

Se acercó a él, abrazando su peluche, el cual arrastraba las patas en el suelo.

— Mañana irás al kinder.

— No quiero ir al kinder. Los niños son malos conmigo porque soy muy pequeño.

Chūya se puso a su altura, y posó sus manos sobre los hombros del menor, mirándole a los ojos.

— Agradece que no eres una jirafa como él.

— ¿Quién?

— Olvídalo. Tu estatura está bien, apenas tienes cuatro años, Naru. Esos niños son unas caballas. Si te molestan, diles que son unas caballas.

— Sí, mami.

— ¿Qué te dije, Naru? Llámame "papi" o "papá", pero "mami" jamás.

— Tía Kouyou dice que...

— Está equivocada. Ven, vamos a dormir.

Se adentraron a una misma habitación, la de Chūya, y acomodaron el lugar. El detective, después de esa noticia, no dejaría a su hijo dormir solo en una habitación diferente.

Se cubrieron con un mismo cobertor, muy abrigados del frío. Naru abrazaba su peluche luego de acurrucarse en el pecho de Chūya, quien lo abrazaba para protegerlo mejor.

— Papi. ¿Vas a buscar a ese niño robado?

— Sí, cariño. Papi encontrará a ese niño y lo regresará a sus padres. Confío en eso.

— Papi el mejor detective.

Sonrió, Chūya se sonrojó, pero su tono rojizo no podía notarse con la oscuridad.

— Trabajaré con otro detective. Te contaré luego sobre él.

Dijo, sin imaginarse que se trataba de Osamu Dazai.