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El trabajo estaba por comenzar. Los detectives tenían preparadas todas sus herramientas que utilizarían para comenzar su investigación. Debían ser cautelosos, pues no debían llamar la atención de aquellos que podrían ser sospechosos en el caso.

La familia Akutagawa, se reunió con los detectives en una zona privada, casi desconocida para los demás habitantes de la ciudad.

— Señora Akutagawa, cuéntenos. ¿En qué momento se dió cuenta de que su hijo no estaba en su cama?

Comenzó Chūya con una pregunta, trayendo consigo un bloc de notas y un bolígrafo.

— Me despertó un ruido en el exterior. Como si un gato se hubiera metido al barril que tengo afuera de la casa, justo dos metros debajo de la ventana de la habitación de mi pequeño Ryū. Corrí de inmediato, con el miedo de que mi bebé se haya trepado en la ventana y lanzado por ahí. Fue cuando me dí cuenta de que él... Había desaparecido y entonces...

Rompió el llanto, sin poder contener sus lágrimas. Estaba destrozada, se sentía culpable de lo sucedido, de tener una ventana en la habitación de un niño de dos años y un lugar donde éste pudiera trepar y caer.

— Akutagawa-san, usted, ¿notó algo extraño en la habitación del niño antes de llevarlo a dormir?

Ahora fue Dazai quien comenzó su interrogatorio, pero al señor Akutagawa. El mayor consolaba a su esposa, negó con la cabeza.

— No noté nada raro. La habitación siempre está igual. Además, nunca nos pasó que alguien pudiera subir al segundo piso y robar al niño por la ventana. ¿Y si alguien entró directamente a la casa por la puerta principal y se llevó a mi hijo?

Chūya observaba los gestos y facciones que hacía Dazai al estar pensando seriamente, le era bastante atractivo, pero no debía caer en distracciones cuando se trataba de trabajo.

— Señor, ¿tiene enemigos? Lo que quiero decir es... ¿Sospecha de alguien en su trabajo o en otro lugar, al cual usted no sea de su agrado?

Preguntó Chūya, cuando sintió que alguien puso su mano sobre uno de sus hombros, era Dazai. El sonrojo repentino no podía fallar esa vez, y sus latidos se aceleraron.

— Es una buena pregunta. De ese modo, tendríamos una lista de posibles sospechosos, de los cuales, descartaremos a todos aquellos que tengan coartadas y evidencias de que no tienen nada que ver con la desaparición del bebé—. Añadió Osamu con toda seguridad.
— Si tuviera un hijo y me lo robaran, ya me hubiera suicidado.

🔎🔎🔎

Mientras tanto, Kouyou preparaba Hot Cakes con Naru. Le había puesto un delantal infantil y un gorro para hacerlo sentir chef también. El pequeño castaño, tenía puesta su hermosa mirada azul hacia cada uno de los pasos que su tía hacía en la elaboración de los hot cakes. Estaba entusiasmado con la actividad.

— Tía Kouyou, ya podré decirle a mi mami que sé cocinar hot cakes ¿Verdad?

— ¡Claro! Tú te encargarás de ponerle las caritas con la cajeta y la miel.

— ¡Sí!

Dejó el plato con los hot cakes sobre la mesa, y sacó la miel y la cajeta, para mostrar a Naru cómo se decoraba un hot cake.

— Mira, lo primero que tienes que hacer es esto. Presta atención.

— Tía Kouyou.

— Dime.

— Mami tiene el cabello pelirrojo como tú, ¿por qué yo no?

Preguntó de repente.

— Eso... Seguramente tu otro padre tiene el cabello como tú, y te pareces a él.

— ¿Sabes quién es, tía Kouyou? ¿Me llevas a conocerlo? Mami nunca quiere...

— Lo siento mucho, pequeño. No pienso traicionar la confianza de Chūya-kun.

DETECTIVES [SOUKOKU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora