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El corazón de Chūya se aceleró con la afirmación que era verdadera. Tenía un hijo y en ese momento se encontraba durmiendo en la habitación de donde provenían las luces. Pero ¿Qué le diría a Dazai?

El castaño lo miraba fijamente, notando sus expresiones, y descubriendo más lo que Chūya podía decir con sus gestos y su mirada. El pelirrojo fingió ver su reloj, para luego querer entrar apresurado, pero Osamu lo detuvo, sujetando una de sus muñecas.

— Chūya, espera. ¿No me equivoqué, cierto? ¿Por qué no me hablas del niño?

Segundos después del silencio...

— N-No sé de qué me estás hablando... No hay ningún niño...

— Mírame a los ojos, Chūya. Puedo sentirlo, me estás ocultando algo. Tú y yo lo hicimos por diversión hace más de cuatro años, cuando aún éramos estudiantes. ¿Ya se te olvidó? Tener un hijo era una posibilidad, nunca usamos protección y...

— Si sabías que era una posibilidad, ¿por qué te fuiste?

Ahora fue Chūya quien cuestionó con molestia, recordando en aquel entonces que Dazai se había ido lejos por cuestiones personales, regresando años después.

— ¿Eso afirma que sí tenemos un hijo?

Mientras una discusión estaba por comenzar, Naru había llamado a Kouyou a su dormitorio después de escuchar ruidos allá afuera que lo asustaron.

— ¿Qué pasa, cariño?

Tomó un lugar en la cama al lado del niño, y le dió un vaso con agua para que pudiera beber.

— Hay fantasmas allá abajo, afuera de la casa, Tía Kouyou. Muchos ruidos.

Se cubría cada vez más con su cobertor, abrazando su perro de peluche para sentirse más protegido. Kouyou se levantó sigilosamente de la cama, para ir a asomarse con discreción por una de las ventanas del dormitorio, encontrándose con... Chūya besándose con otro hombre y más alto. Rápidamente se alejó.

— ¿Qué es, Tía Kouyou? ¿Son muchos fantasmas?

— N-No son fantasmas, Naru... Chūya-kun llegó.

— ¡¿Mami llegó?!

Naru dejó a un lado su sueño y se levantó de la cama, muy emocionado. Después de no ver a Chūya durante todo el día, estaba feliz de volverlo a ver, y de saber que dormirían juntos mientras encontraban al responsable de la desaparición del bebé Ryūnosuke.

Kouyou quería detenerlo para que no viera la escena de afuera, pero era demasiado tarde. Naru ya se asomaba por la ventana, muy sonriente y con su sombrero estilo Chūya puesto, para la ocasión especial de recibirlo.

— ¡¡¡MAAAMIIIIII!!! ¡VOLVISTE!

Con la oscuridad era difícil de ver. Chūya empujó inmediatamente a Dazai, haciendo que éste cayera sentado sobre el césped, y muy sorprendido por el grito infantil que provenía desde un segundo piso.

— ¡Naru! ¡Oye, ya casi amanece! ¡Vete a dormir! ¡AHORA!

Ordenó el pelirrojo con pena, Dazai rió y se levantó del suelo, situándose con dirección a la ventana para saludar.

— Con que se llama Naru... ¡NAAARUUU-KUUUN! ¡BAJA Y SAL UN MOMENTO!

— ¡¿TE VOLVISTE LOCO?! ¡¿CREES QUE NARU BAJARÁ?!

— ¡¿Quién es el señor, mami?!

— ¡Es el otro detective del caso de Ryū bebé!

Respondían a gritos para escucharse mejor.

— Mi hijo se vería más hermoso sin ese horrible sombrero.

Murmuró.

— MI hijo querrás decir.

DETECTIVES [SOUKOKU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora