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Amaneció.
A las 07:30 AM, Chūya y el otro detective debían estar en la Agencia para comenzar a ver el caso de desaparición del pequeño Ryūnosuke Akutagawa. Debían ser rápidos en la investigación, pues la vida del menor podría estar en peligro.

Kouyou Ozaki, quien es como una hermana para Chūya, había llegado a la casa muy temprano, pues se quedaría a cuidar a Naru mientras que el detective iba en su labor.

— Anee-san, dejé cosas en el refrigerador y en la alacena para cuando Naru pida desayuno. Te encargo que por hoy, que no hay clases, no salgan a ninguna parte. ¿Está bien?

— Claro, Chūya. Puedes irte tranquilo. Me quedaré en casa con Naru sin salir. Buscaré películas, jugaremos juegos, haremos los quehaceres, lo voy a mantener entretenido dentro de casa en lo que regresas.

— Gracias, Anee-san.

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Tiempo más tarde...

El momento de conocer al detective compañero había llegado. El otro detective, venía en un lujoso auto del año, se estacionó con elegancia, hasta abrir la puerta y dejar salir sus piernas.

"Un creído. Ese tipo tiene finta de millonario, presumido, egoísta, burlesco. Ni siquiera querrá hablarme".

Murmuró. Acomodó su sombrero antes de estar frente a frente con el desconocido.

El otro detective era alto, apuesto. Caminaba usando un sombrero que cubría parte de su cara por la posición en la que venía. Estaba llenando de misterio la mente de su compañero sin ni siquiera saberlo. Chūya frunció el ceño.

— Chūya Nakahara ¿Verdad? El destino nos hizo encontrarnos otra vez.

"Esa voz..."

— ¡¿Dazai?!

El castaño sonrió y se quitó el sombrero.

— ¡Bingo! Ahora somos compañeros de trabajo en un mismo caso. Nuestra misión: encontrar al bebé Akutagawa y regresarlo con sus padres sano y salvo en el menor tiempo posible. Trabajaremos juntos en esto.

Chūya estaba tan impresionado con... Todo. ¿Cómo un holgazán como Dazai había conseguido tanto dinero en cuatro años? ¿En qué momento se convirtió en detective? ¿En verdad eso no era una broma? Y lo que más llamaba su atención... Naru y Dazai eran igualitos, a excepción del color de ojos. No debía distraerse más.

— Sí. Daré lo mejor de mí, de mis conocimientos y mi capacidad para encontrar al pequeño.

Sus mejillas se habían tornado rojizas, Dazai sonrió.

— Creo en tí, Chūya. Dime, ¿alguna novedad? Hace casi cinco años que no sabía nada de tí, seguramente sucedieron muchas cosas.

— No mucho. M-Mejor entremos a la agencia para ir por los documentos.

— Supongo que tienes razón.

Sonrió.

DETECTIVES [SOUKOKU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora