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Chūya nunca le habló a detalle sobre Dazai a Kouyou. La pelirroja sabía que el niño había heredado los rasgos físicos de su padre, principalmente, y sólo la estatura baja y ojos azules de Chūya. Naru era una pequeña copia de los dos, la combinación perfecta a los ojos de Chūya.

Kouyou y el niño terminaron de cenar, estaban satisfechos. Naru se asomaba constantemente por la ventana a ver si Chūya venía llegando, pero no. Chūya tenía una misión importante, y posiblemente no llegue a dormir a casa esa noche.

— Tía Kouyou, ya es muy tarde. Se ve oscuro afuera. Mami no llega todavía...

— Chūya tiene mucho trabajo, Naru. Un bebito está desaparecido, es peligroso si no lo encuentran pronto.

El pequeño castaño se resignó, y fue a su dormitorio para intentar conciliar el sueño. Era difícil, sabiendo que Chūya no estaba en casa. Tomó su peluche, y subió a su cama, cubriéndose con su cobertor.

— Naru. Estaré en la habitación de huéspedes por si necesitas algo.

— Sí, tía Kouyou.

La pelirroja cerró la puerta de la habitación de Naru, y se dirigió dos habitaciones atrás, donde dormiría. Había olvidado la advertencia de Chūya sobre el posible roba niños, y no tuvo la idea de quedarse cuidando los sueños del menor.

🔍🔍💖🔎🔎

03:33 AM.

Regresaban a sus respectivas casas después de un arduo día de trabajo. Dazai ofreció a Chūya llevarlo a su hogar, pues a esas horas de la noche era peligroso incluso para los adultos.

El castaño había bajado del auto también contemplando la pequeña mansión de su compañero de trabajo. Le llamaba la atención cierta ventana en particular, de la cual se podía ver una luz azul tenue, como si hubieran luces o una lámpara encendida.

— Chūya, ¿tienes niños en tu casa?

— C-Claro que no. Sólo está Anee-san. Ella cuida mi casa y cuando regreso tarde se queda a dormir en otra habitación.

Respondió nervioso, aunque sabía que Naru estaba durmiendo a esa hora y Dazai no lo miraría.

— Oh, ya veo. Te iba a alertar sobre las desapariciones, aunque ya estés enterado. Porque acabo de ver una silueta trepándose por la casa.

— ¡¿Qué?!

— Pero tú no tienes niños, así que, dudo que alguien se lleve a Kouyou-san.

— ¡Vamos tras la silueta, Dazai!

No dudó ni un segundo en dirigirse a la dirección señalada. Fue detrás de una silueta falsa, para luego darse cuenta de que todo había sido una trampa de parte del otro detective, quien tenía sus sospechas por cumplir.

— Chūya, tienes un hijo y ahora mismo está durmiendo en esa habitación. ¿O me equivoco?

Dijo entre risas, pero al mismo tiempo seriedad. Algo le decía que el niño de Chūya era también su hijo, y el hecho de que se lo hayan ocultado durante todos estos años lo hacía sentir mal.

DETECTIVES [SOUKOKU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora