Recuerdo bien los primeros días que comenzaron en los noticieros la divulgación de la extraña aparición de personas que caminaban sin orientación y que además eran bastante agresivas. La mayoría de las imágenes que se mostraban eran censuradas pero lo que sí lograban decir acerca de la situación era que había que mantenerse alejados de aquellas personas en lo posible que se pudiera y llamar de inmediato a las autoridades para evitar el riesgo de contagio. Claro que todo esto no sucedía aún aquí en América latina, lo más cercano que ibas a encontrar en un país del tercer mundo que apenas podía mantener una economía tranquila y estable para su pueblo, eran vagabundos que te arrebataran tu comida en un intento de alimentarse.
Ese día estaba haciéndome el desayuno, una jodida arepa que se quemó mientras me bañaba y unos huevos revueltos. Fue genial empezar aquel día de esa manera, hacerte el desayuno y que se fuera a la mierda. Además de no tener tiempo e ir con un poco de retraso para la primera clase con un parcial que valía 75% de la nota final; ah y que no se te olvide que gente rara anda atacando a otros, aunque claro eso último no me importaba mucho porque estaba sucediendo en otros países bastante lejanos a este continente. A regañadientes me comí la arepa, aunque si disfrute los huevos; me despedí de mi padre quien apenas se levantaba para ir a trabajar. Tomé mi bolso, mis llaves y bajé corriendo del segundo piso porque solo tenía 15 minutos para llegar a esa clase de física teórica. Para completar la mañana, la reja del primer piso no quería abrir, esa cerradura no era más que un pedazo de metal viejo oxidado y yo era un pre-adulto con mucha energía de adolescente así que decidí saltarla, lo cual no resultó muy bien porque me torcí un pie y no pude apoyarlo mucho para correr, el vecino de enfrente se me quedó viendo raro y me limité a sacarle el dedo.
20 minutos caminando cojo y una vez en el colegio, me encontré con la reja cerrada, quería explotar contra el portero toda mi frustración. Esperé los estúpidos papeles que había que llenar para explicar el motivo del retraso y finalmente entregarlos al coordinador; ahí me di cuenta que mucha gente llegaba tarde y sin preocupación alguna. Al parecer estar en el colegio más calificado del estado y por ende el más exigente en exámenes y trabajos, no era importante para la mayoría de educandos. Supongo que ese era el problema en la juventud, tanta responsabilidad académica que te pedía un supremo esfuerzo para al final terminar copiando y perder todo el sentido común de aprender. Mientras me quejaba y analizaba la situación, por las escaleras vi bajar al coordinador.
- ¡vaya! ¿tu? Estoy seguro que es la primera vez que te veo-. Dijo el coordinador con esa intención de sarcasmo que siempre usaba para hablar con cualquiera. A veces le salía bien y otras no.
- Seamos honestos Cordi, usted me ayudo a entrar aquí y distingue bastante mi rostro. Sabrás de sobra que nunca he llegado tarde.
- Siempre hay una primera vez. Hasta el más honesto debe mentir una vez para salvarse de una situación.
- ¿y eso a que viene?
- Te puedo perdonar esta falta con la maestra sí ayudas con la decoración de la kermes-. Dijo negociando.
- Cordi, sin ofender, pero yo no tengo ni una falta. Así que no me importaría tener una, arruinar mi asistencia perfecta y librarme de decorar para la fiesta habitual del colegio.
- Bueno yo solo te ofrecía una oportunidad. Dan medallas por asistencia perfecta y el uso correcto del uniforme -. Seguía tratando de convencerme -. Toma.
- De acuerdo. Una de esas medallas las perdí hace tiempo. La otra la acabo de perder hoy.
Me puse a leer el formulario y era bastante sencillo la verdad: nombres, apellidos, hora de llegada y motivo. Tardé un poco, por lo que fui el último y cuando se lo entregué se me quedó viendo.
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Al Borde De La Extinción
Ficção AdolescenteOtro apocalipsis zombie poco original, pero entretenido en lo que cabe. El descenso de la sociedad y la poca esperanza a la que se aferran algunos. Inspirada en mi patetica vida durante la cuarentena. Está escrito en primera y tercera persona.