Capítulo 2: Brote.

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Capítulo 2: Brote.

  Viernes, misma rutina de días atrás. Lo único diferente en mis días eran los nombres y las fechas. Aunque ese día en particular dejó de serlo cuando en las noticias se empezaron a reportar los numerosos casos de infestados y la propagación masiva de este.

  Lo que hace dos días apenas eran unas simples advertencias ahora no eran más que obligación, incluso se prologaron toques de queda en diferentes países de Europa, Asia y África además de que las calles estaban llenas de militares y sus tanques. Era asombroso ver que los reportajes se hacían desde casas y las azoteas de edificios, parecía una película. Pensé de inmediato en lo afortunados que éramos ya que solo estaba sucediendo por allá en el lado este y oeste del mundo respecto a mi ubicación.

- Se está complicando el asunto -. Dijo mi padre un poco alarmado.

- Si, menuda desgracia. Como sea, nos vemos papá-. Dije con un tono despectivo. ¡Ah! y que perdona por lo de anoche. Últimamente no me está yendo bien en el colegio y exploto con todo-. Dije bajando ese tono sarcástico de siempre-. Te... quiero.

  Cogí mis llaves y salí rápido del apartamento. Me detuve en el pasillo porque sentí algo en el estómago. Fuera del edificio me encontré a el vecino lavando su auto, no sé porque cada vez que me veía dejaba de hacer lo que estaba haciendo.

- Se te perdió algo, pervertido -. Dije bastante irritado.

- Que seas gay no significa que el mundo gira alrededor de ti -. Respondió como si lo hubiese ensayado desde hace varios días.

- ¡Uh! qué fuerte. De igual forma no sé por qué siempre te me quedas viendo. Sabes, es algo incómodo.

- Solo me repugnas, por eso cojeabas ese día ¿no? tú y los tuyos son anormales metiéndose cosas donde no deben y yendo en contra de la naturaleza misma. No sé quién es peor si tu o la chica del 12b #24.

- ¿Eso que tiene que ver? Por cierto, ese día salté esta estúpida reja en toda tu cara, pero tus gafas como que ya no sirven. Al menos no fastidio a mis vecinos con ruidos o luz. Tu dedícate a limpiar y hacer tus cosas de viejo, por cierto, te falta ahí -. Me agaché, cogí tierra la lancé al carro y eché a correr.

  Mientras oía sus insultos a lo lejos, me coloqué mis audífonos y puse mi playlist en google play music (cuando servía esa basura) porque siempre me negué a pagar algo que podía usar gratis en otro lado. Cuando estaba en el grado 10 solía llegar en 3 canciones al colegio y me sentaba fuera de los salones a esperar a que llegara gente, pero ya en último año llegaba casi antes de que la campana comenzara a sonar. Lo hacía porque me incomodaba encontrarme a amigos de mis amigas que intentaban hablar conmigo de una forma un tanto forzada. Reprimía las palabras "oye que seas amiga/o de Karen y Natalia no implica que también debas pretender que te puedo caer bien" para no ser asocial y dañar a personas que eran muy carismáticas. Si, es cierto que me quejaba un montón por no tener casi amigos propios que yo haya conocido, pero anda coño que lo que menos me gustaba es que alguien pretendiera que yo le agradaba.

- El mayor miedo que deberíamos tener en el mundo contemporáneo es a las guerras nucleares. El uso de misiles y cargamento viral podría destruir el mundo en cuestión de unos años.

  Como eran de esperar la mayoría de clases ni se dieron por hablar de lo que estaba pasando. Un ejemplo de eso era la clase de ciencias sociales. a eso le sumaremos que eran las semanas finales del semestre. Por supuesto que fue un buen momento para recuperar mis sueños atrasados o jugar en mi celular; participando una que otra vez al alzar la mano opinando algo básico como un término. Ya sabes, para distraer y hacerle creer a la persona que estás entendiendo cuando en realidad no estás prestando atención.

Al Borde De La ExtinciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora