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Los dos príncipes se miraron por un momento, el odio en los ojos del mayor hacía el sirviente fue notorio, hirió su orgullo y eso no se lo perdonará nunca.

-- ¡Quítate del medio, Souya, déjame acabar con él!-- Exclamó exaltado.

-- No dejaré que lo lastimes, la pelea ya acabo.-- Alejó más a su sirviente.

-- ¡Pero él me humilló!-- Exclamó con enojo.

-- ¡Tú te humillaste solo! ¡Sigue entrenando y deja de ser un inmaduro!-- Guardó su espada con fastidio--. Se supone que eres el heredero al trono, si no fortaleces tu conducta, papá no te elegirá.-- Sentenció.

-- ¡¿Acaso quieres quitarme el trono?! ¡Soy mayor que tú!-- Declaró molesto.

-- ¡Ni siquiera me importa ser príncipe! ¡¿En serio creés que soy capaz de hacerte algo así?!-- Cuestionó indignado por la acusación.

El mayor cayó en cuenta de lo que dijo, bajó su mirada y se disculpó haciendo una reverencia hacia su menor.

-- No quiero que dañen al chico, recién empieza y debe aprender muchas cosas, perdónalo por ésta vez y no volverá a pasar.-- Acarició su cabello.

-- Está bien... Disculpa, hermanito.-- Se acomodó y sin más se fue.

Todo quedó en silencio, la sorpresa que dió la pequeña discusión se propagó muy rápido, el tema era que no llegue a oídos del rey. El príncipe suspiró profundo y con fastidio se dirigió a su sirviente.

-- No vuelvas a aceptar pelear contra alguien a menos que sea necesario y peligre mi vida, a partir de ahora tendrás clases de conducta y valores.-- Lo golpeó en la frente con su palma--. Tal vez nos veamos como dos niños, pero ambos somos más importantes que tú y nadie te tomará en cuenta si algo nos pasa, ni siquiera te preguntarán, simplemente te cortarán la cabeza si es que no lo haces primero, así que compórtate, porque ésta vez te salvé, no se sabe de la próxima.-- Advirtió, aunque sonó más como una amenaza.

-- Sí señor.-- Se inclinó ante él.

-- Bien, ahora vamos, quiero descansar un poco.-- Bostezó cansado.

Ambos caminaron de regreso a los aposentos del príncipe, éste con una cara de pocos amigos por el mismo cansancio mental; y su sirviente a un metro de distancia detrás suyo, con una mirada demostrando enojo y fastidio. Cuando llegaron Souya se despojó de su vestimenta y se puso una mucho más ligera, se sentó en la gran cama y sin más tomó uno de sus libros favoritos, de tapa roja con bordados de flores dorados.

-- ¿Lo leerías para mí?-- Cuestionó ojeando las páginas.

El sirviente se posicionó frente suyo, pero no respondió, solo agachó más su cabeza mirando la alfombra con la que jugaban sus pies.

-- Te estoy hablando.-- Lo golpeó con la contratapa del objeto.

-- D-disculpe...-- Murmuró sin mirarle

El príncipe suspiró de nueva cuenta, lo jaló del brazo bruscamente, sentandolo en la cama sin dar explicaciones.

-- Respondé mirándome, por cada intento fallido voy a golpearte con el libro.-- Amenazó sonriendo de lado.

El joven asentó leve aún sin mirarle, no está seguro del todo.

-- ¿Por qué te cuesta tanto mirarme? ¿He hecho algo en tu contra que merezca tal desprecio?-- Su voz sonó por lo bajo.

-- Usted no me ha hecho nada malo.-- Fue golpeado en la cabeza por el pesado libro.

-- No es la respuesta que quiero escuchar. Mírame cuando me hables.-- Ordenó.

Hijo De La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora