Dos largas semanas habían pasado, Seung Hoon iba a cuidarla se había convertido en su guardián durante todo este tiempo, necesitaba volver a Seúl para ir con su doctor y enfrentar a Sung Rok, pero no quería hacerlo, las llamadas en su casa comenzaron a ser mas frecuentes, se llenaba de miedo al saber que Mino la había encontrado, eso la estresaba mas.
No podía seguir de la misma manera, no quería involucrar mas a Seung Hoon, necesitaba hacer las cosas sola, tenia que armarse de valor y continuar su vida por el bien de su hijo, estaba decidida volvería a Seúl.
El teléfono de su casa sonó por tercera vez en el día, contesto con pesadez, un silencio largo se escucho, sabia de quien se trataba era el único que hacia eso, Mino no se cansaba de acosarla.
-Bueno. -Dijo So Hee.
-Nena, ¿Como estas? ¿Cuando volverás? El imbécil de tu marido esta muy mal, no sabe nada de ti y el pobre esta desesperado, incluso me hablo por teléfono, quiere saber la identidad de tu amante. -Aquella voz llena de burla la detestaba.
- ¿Que le dijiste Mino? -Su corazón se acelero de miedo.
-Tranquila muñeca, no le dije nada a tu esposito, ¿Como podría? Tiene una teoría acerca de ti y el tonto de Lee, quien te ha hecho compañía todo este tiempo ¿Cierto? Es que acaso ¿Ya me cambiaste? No creo, nadie ha podido ser verdaderamente hombre contigo, el imbécil de tu marido es tan estúpido y tonto ni si quiera se imagina las veces que te hice mía, se lo merece. -So Hee suspiro furiosa.
- ¿Que demonios Mino? Me has estado vigilando, vete a la mierda. -Dijo la chica molesta.
-Tengo ojos en todos lados, la verdad no me preocupa el tonto de Lee, es un imbécil mas al igual que tu esposo, espero que hayas descansado lo suficiente, en unos días mas iré por ti, se lo mucho que te hago falta y la verdad es que mi pene y yo te ansiamos demasiado. -Rio de la única manera en la que él puede hacerlo.
-No iré a ningún lado contigo, ¡Dejame en paz! O de verdad que te demandare, no te saldrás con la tuya. -Sus nervios comenzaron a hacerse presentes.
-Amor, tranquila, no es bueno para nuestro bebe que te pongas así, esperaba que me hablaras para darme la noticia que seré padre. -So Hee tuvo que sentarse para no desplomarse en ese momento.
-Eres un imbécil Mino, no quiero hablar mas contigo. -Sus manos comenzaron a sudar.
-Pequeña, las cosas no han terminado al contrario apenas empiezan, espero que regreses lo mas pronto posible o le diré a tu esposo la verdad ¿Es lo que quieres? -So Hee enfureció en ese momento.
-Hazlo, dile la verdad, me ahorraras hablar con él, y no volveré. -Si pensaba hacerlo, ya no lo haría.
-Lo harás, tarde que temprano, y yo estaré aquí esperándote, no te desharás de mi tan fácil, estoy siempre cerca en cada paso que das y en cada suspiro So Hee, ademas el bebe que llevas en tu vientre es mio. -La chica sonrió burlándose.
-Eres un maldito piscopata, ¿Como puedes estar tan seguro que es tuyo?
-Ya te lo dije, tu marido es un estéril y tu no quieres creerlo, ese es tu problema muñeca, y deshazte del tonto de Lee, muy pronto nos veremos.
-Idiota. -Colgó la llamada y sus nervios se hicieron presentes haciéndola llorar.
Estaba acorralada, necesitaba hablar con su esposo, era la única manera de resolver estos problemas, después de su divorcio se iría lo mas lejos posible, al extranjero, donde Mino no pudiera seguir acosandola.
Comenzó a sentir nauseas, salio corriendo al inodoro para poder sacar lo que llevaba dentro, se reincorporo y suspiro. Había una pequeña posibilidad de que el bebe si fuera de su esposo, recordó la vez que se acostaron después de separarse por unos días de Mino, las cosas aun no estaban perdidas, mas adelante podría hacer una prueba de ADN, necesitaba ver a su Doctor de inmediato, tenia que volver a Seúl, era un hecho.
So Hee no estaba en condiciones de viajar sola, tendría que llamarle a su esposo, tenia un poco de esperanza.
-Sung Rok, hola. -Tenían días sin hablar, su esposo sintió que volvió a la vida al oírla.
-So Hee, estoy preocupado, dime ¿Que pasa? No he querido molestarte, pero demonios estoy muy preocupado. -Su voz se oía tan melancólica podía notarlo la chica.
-¿Puedes venir por mi? Tenemos que hablar, estoy en la casa de mis papas, ya sabes como llegar. -Dijo So Hee con nervios.
-Llegare por la noche, esperame. -Finalizaron la llamada, So Hee se recostó.
Estaba decidida a platicar las cosas con él, entre los dos tomarían la decisión, solo así se sentiría mas tranquila, no había estado bien y Seung Hoon le había pedido que fueran con el médico, pero So Hee se negaba.
Sung Rok se sentía desesperado, todas estas semanas había sido muy difíciles para él, ya no sabia que hacer, terminaría sus pendientes e iría en busca de su esposa.
Habia hablado con Mino y discutieron, todo lo que viniera de su primo era malo, le había sembrado la idea de que ese Seung Hoon estaba con So Hee, inclusive la visitaba mientras trabajaba, le hacia regalos y la llamaba con frecuencia.
Se había vuelto loco de furia de solo imaginárselos juntos, el gran amor de So Hee, claro que tenia que ser él. Había pedido que le ayudaran a encontrar al tipo, pero en ese momento no tenia tiempo que perder. Manejaba por la carretera a la velocidad permitida, necesitaba verla en cuanto antes.
En el camino recibió una llamada de su primo, siempre sabia en que momento llamar, era indicado para las ocasiones especiales.
- ¿Que quieres Mino? -Contesto molesto.
- ¿Vas en busca de tu esposa? -Pregunto en forma de burla.
-Si ¿A que viene tu pregunta? -Era raro que Mino lo llamara solo por eso, tenia que tener algo en mente, algún tipo de plan malévolo, de repente tenia interés en su matrimonio cuando se suponía que a él no le importaba nada de eso, ya que era gay y jamas había sido parte de su vida como ahora.
-Solo creo que es demasiado tarde para eso ¿No crees? -Su risa burlona aun no se iba.
-Deberías meterte en tus asuntos, tengo cosas mas importantes que hacer que lidiar con un idiota como tú. -Colgó la llamada furioso.
Llego a la casa de su esposa, llevándose una gran sorpresa elevando toda la furia que tenia acumulada.
-Señor Shin. -Dijo el chico que había estado buscando por días.
-Imbécil. -Estaba por darle un puñetazo pero Seung Hoon lo esquivo.
- ¿A que debo su comportamiento? -Lo sujeto con fuerza, no estaba dispuesto a recibir un golpe.
-Te has estado acostando con mi mujer y lo acabo de confirmar. -Sus ojos estaba llenos de ira,
-No es así, me encontré con So Hee por casualidad hace unas semanas y la he estado cuidando. -Se explico de inmediato.
- ¿Cuidando? ¿De que? Y que me dices del día que los vi afuera de mi casa. -Estaba tratando de reprimirse para no golpearlo.
-Señor Shin solo fue una coincidencia, So Hee no es ese tipo de persona, apenas volvimos a hablarnos, solo soy un viejo amigo de su esposa. -Tenia que aclararlo no quería que So Hee tuviera problemas a causa de él.
-Sung Rok. -Salio la chica de su habitación completamente pálida.
-Debemos llevarla a un medico, es por eso que estoy aquí, pidió mi ayuda, se sentía mal. -Corrió Seung Hoon hacia ella sujetándola para que no se cayera.
-Ayudame, estoy embarazada, necesito ir al hospital, me siento mal. -Fue lo ultimo que dijo después de perder el conocimiento.
¿Embarazada? No creía esas palabras, pero si así era, se trataba de un milagro, Sung Rok manejo como loco al hospital mas cercano de los Shin, Seung Hoon lo acompaño.
-Su esposa tiene anemia, al parecer tuvo unos días llenos de estrés. -Dijo la doctora saliendo de la habitación privada de So Hee.
- ¿Que hay del bebe? -Pregunto temeroso.
-El bebe esta fuera de peligro, no tiene de que preocuparse Presidente Shin, tiene dos meses de embarazo. -Sung Rok sonrió de oreja a oreja.
- ¿Cuando podrá salir? -Quería abrazarla con fuerza y decirle que no se preocupara.
-Tiene que estar en observación unos días. -Dijo la Doctora haciendo una reverencia para irse.
-Gracias Doctora. -Hizo la misma reverencia y volteo a ver a Seung Hoon.
-Lamento el malentendido Lee. -Dijo Sung Rok feliz.
-No te preocupes, este tiempo me he mantenido a lado de So Hee como amigo, de verdad espero que todo salga bien. -Le dio un ligero apretón en el hombro y sonrió.
-Gracias por tu ayuda. -Hizo una reverencia y se despidieron.
Si no se trataba de ningún hombre, entonces algo mas ocurría, pero no era el momento para pensar en eso, solo quería que su esposa y bebe estuvieran bien, mas tarde hablaría con algunos especialistas sobre el tema.
Le hablo a toda su familia para darle la noticia, todos lo felicitaron en especial su abuela, era lo que por años habían buscado y finalmente estaba ahí el hijo deseado, su primogénito.
Llamo a su primo, quería reprochárselo en su cara, se vengaría, ya que estaba seguro que Mino había disfrutado todo eso, se burlaba de él, pero las cosas habían cambiado.
- ¿Que pasa Sung Rok? Quieres decirme que tenia razón. -De nuevo su voz llena de burla.
-No primo, lamento llamarte para darte otra noticia. -Dijo sonriendo.
-Te escucho. -Dicen que el que ríe al ultimo es mejor.
-Si alguna vez llegaste a pensar que mi matrimonio estaba arruinado, te equivocaste, no se tus verdaderas intenciones, pero So Hee no me engaño, lo he verificado yo mismo con Lee, tenias una idea equivocado, o quizá tu imaginación sobre paso la realidad, esta vez te equivocaste Mino. -Rio de la misma manera que él.
-Ya veo, y todo esto a que viene. -Pregunto molesto.
-So Hee esta embarazada, vamos a ser padres, mi generación seguirá permaneciendo por muchos mas años. -Mino se quedo mudo al oír esa confesión, no pensó que resultaría de esa manera.
-Felicidades. -Fue lo único que pudo decir, estaba furioso, pero las cosas no se quedarían así. No se quedaría de brazos cruzados. -Entonces regresaron a Seúl.
-No, estamos en una provincia cercana, So Hee paso por muchos momentos difíciles, esta en el hospital, así que no esperes que regrese a trabajar contigo, tengo que irme, gracias por tus buenos deseos. -La llamada finalizo.
Sung Rok seguía feliz por la noticia nadie lo haría cambiar de humor, jamas dejaría a So Hee sola, ahora mas que nunca tenia que permanecer juntos y seria para su bebe el mejor padre del mundo. No abandonaría a su familia por nada del mundo. Las cosas serian muy diferentes, no le importaba nada, ni oiría de nuevo las locas ideas de su primo.