Extra

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—Buenos días.

En una de las intersecciones en el camino de su casa, una hermosa joven de ojos violáceos lo esperaba.

A pesar de haber sido esa la rutina en la última semana, Tanjiro no se acostumbraba.

—S-, Senpai. Buenos días.

Una linda sonrisa lo saludo, aumentando sus nervios y en consecuencia, acelerándole el corazón.

—No tienes que esperarme todos los días...

—No tienes que decirme senpai.

Ella le hizo una mueca al tiempo que él empezaba a quejarse, así que él decidió evadir el tema.

—A-, Ah, por si acaso... le comenté a mamá acerca de-, de senp-, ti. Acerca de ti.

Cuando Kanao escuchó eso, mordió su labio inferior y miró triste el suelo de la acera.

Sus manos apretaron el maletín que portaban y sus pasos se hicieron un poco más lentos; Tanjiro al parecer no lo notó y continuó hablando.

—¿Puedes venir conmigo hoy, a casa?

Kanao lo miró un segundo, sondeando si era broma o lo decía enserio.

—¿...puedo?

—S-, Si puedes, claro.

—¿Conoceré a tus padres?

—M-, Mamá quiere conocerte, papá no creo que esté, él trabaja hasta tarde.

Ella trotó hasta quedar frente a él, tomando una postura valiente.

—Iré. —Lo mira unos segundos—. ¿M-, Me veo bien? —Intenta acomodar algunos mechones de su pelo, generando una escena linda para Tanjiro.

—Pff- ¡Jajajaja!

Él solo puede reír.

—No te rías, pregunto enserio —murmura antes de darle un pequeño empujón amistoso.

—No te preocupes, senpai, eres demasiado hermosa, dudo que alguna vez te vayas a ver mal.

Kanao lo observó en silencio.

Eran esos momentos donde decía cosas importantes como si fueran normales donde ella notaba lo lindo que era. Y generaba inquietud en su corazón.

Al ser bien parecida desde niña, ella se acostumbró a los halagos. Y con el tiempo llega el conocimiento, así que ella aprendió a no dejarse llevar y hasta dudar de la gente que la halagaba porque sí, ya que normalmente querían algo de ella; su cuerpo o algo más.

Pero con Tanjiro no pasaba así. Era tan simple que ponía a Kanao de los nervios.

Exponía sus pensamientos más sinceros tan fácilmente que a veces la hacía dudar si era humano o un ángel.

—Tanjiro.

—¿Mm?

Habiendo caminado bastante tiempo en silencio, ella lo llama.

—¿Has tenido novia antes?

Kanao se consideraba la casi-novia de Tanjiro.

—¿Eh? Nunca.

Tanjiro se consideraba un extraño amigo de Kanao.

—Mm... entiendo, con razón.

—¿Con razón? ¿Qué cosa? —La mira con desconcierto.

—Eres un coqueto. —Un puchero nace naturalmente en su cara—. Uno bastante bueno.

Él se sorprendió por la repentina revelación, casi de inmediato empezó a negar.

Improvisto - TanjiKanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora