🇬🇧𝐏𝐑𝐎𝐋𝐎𝐆𝐎🇬🇧

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LONDRES, una ciudad inundada por la belleza de sus estructuras y su vibrante historia, poseedora de áreas que todos los años se llenaban de turistas y con uno de los idiomas más hablados al rededor del mundo, albergaba uno de los institutos más prestigiosos en toda Inglaterra.

La Academia Fairview.

Una escuela donde la excelencia academica y musical se entrelazaban, dedicada a forjar a los mejores estudiantes con ideales orientados a las bellas artes, cualquiera que estudiara en aquel templo del saber tenía grandes posibilidades para estudiar en las mejores universidades. Dentro de esa magestuosa y grande edificación se encontraba uno de los coros más talentosos y reconocidos en todo el Reino Unido: LAS SUPERBS LYREBIRDS.

Un coro donde además de cantar, demostraban que ningún cuerpo es demasiado o insuficiente para estar con ellos, podías entrar sin saber cantar pero saldrías con la voz de un ángel. Separados, cada miembro era una voz con potencia, juntos, eran cuerdas vocales que generaban una sola voz capaz de hacer bailar y cantar al más agrio y aburrido de los hombres.

JONATHAN WIPPLESNIT, con su armoniosa y potente voz junto a su encantador carisma y versatilidad, era el líder indiscutible de las Lyrebirds. Su pasión y entrega por la música lo habían convertido en una figura respetada y admirada por todo el colegio; su sola mención era todo un revuelo en los pasillos, no había una sola persona que no conociera a ese chico. Sin embargo, bajo esa fachada de chico seguro y decidido, se escondía un lado suave y vulnerable que pocos conocían.

Junto a él estaban sus amigos y aves más fieles: La competitiva y apasionada Cassidy Brooks; la alegre y bromista Gianina Hunter; Emily Hilton, seria y sin medio de hablar; Brody Montgomery, fuerte y protector y Zane Fox, el pegamento del grupo. Las Lyrebirds estaban bajo la supervisión de la profesora Amelia Silverstone, una ex cantante de opera clásica y bailarina quien con sus experiencias y conocimientos los había ayudado a escalar hasta llegar al pináculo de su éxito.

Uno creería que su vida era un auténtico sueño, y lo era. Una hermosa casa con piscina, autos con chófer, las mejores comidas cada amanecer, atardecer y anochecer. No tenía nada que pedirle al destino, su vida estaba resuelta. O eso creía, no fue hasta que por juegos de la vida, todo lo que conocía dio un giro de 360 grados.

¿Cuándo terminó ahí? No lo sabe, ¿Cómo? Eso tampoco lo sabe, solo sabe que pasó de caminar por las calles adoquinadas de Londres, a estar del otro lado del Atlántico y ahora, en el momento que cruce la puerta de entrada, estará estudiando en la secundaria McKinley. 

Por otro lado estaban Nuevas Direcciones, liderados por el entusiasta profesor Will Schuester, el club Glee había enfrentado un sin fin de desafíos, desde cantar contra sordos a casi disolverse; sabían que aunque a veces tomaban decisiones que pudieran poner en riesgo la integridad del equipo, siempre encontrarían la dirección que los llevaría a estar juntos de nuevo.

Pero ahora enfrentaban varios desafíos este año, una nueva oportunidad para ir a las nacionales, miembros llegan y otros se van, y como golpe final, muchos de ellos se graduarían y se irían lejos para cumplir sus sueños por lo que debían de reclutar personas que pudieran seguir manteniendo en pie al coro.

Sin embargo no eran los únicos que buscaban el oro, en la casa Dalton, los Silbadores se estaban preparando para ir por el primer lugar, liderados por el implacable y seductor Sebastian Smythe, este año sería su año. No iba a perder contra nada ni nadie, quería el trofeo de las nacionales y a Blaine Anderson. Y lo que Sebastian quiere, Sebastian lo obtiene.

Pero en el momento que sus ojos vieron al pequeño inglés, todo su imperio se tambaleó como un castillo de cartas, ¿Aún quería a Blaine? ¿Aún quería humillar a Nuevas Direcciones? Eso último definitivamente sí lo seguiría haciendo. La tensión entre el líder de los Silbadores y el bebé de Nuevas Direcciones era palpable, una que todos podían verla a simple vista y siendo equipos rivales, NO tendrían por qué tener alguna cercanía.

Pero, como si el destino, Dios y la Muerte estuvieran en una mesa jugando, las cartas comienzan a decidir como pasan las cosas para cada coro y miembro dando por resultado que en medio de la guerra, el caos y la catástrofe, surja una atracción que ni Sebastian ni Jonathan pueden ignorar.

Eran azúcar y sal, dulce y salado, un ángel y un diablo. Pero al final, estaban destinados.

Las luces de Lima, Ohio brillan con promesas de éxito, ilusión y triunfo; pero también trae consigo sombras de traición, dolor y un precio a pagar para Sebastian Smythe por todas sus malas conductas, todo provocado por un CHICO DE LONDRES.

O

Donde SEBASTIAN SMYTHE
cae ante los encantos de
una inocente sonrisa
con unos tiernos
hoyuelos.

Y

Donde JOHN WIPPLESNIT actúa
como un niño cuando su
mirada y la de Smythe
se cruzan y termina
en las nubes.

































🩷



Dicen que el hogar es donde está el corazón
Pero, Dios, me encantan  los ingleses...

𝗟𝗼𝗻𝗱𝗼𝘆 𝗕𝗼𝘆 | 𝐒𝐞𝐛𝐚𝐬𝐭𝐢𝐚𝐧 𝐒𝐦𝐲𝐭𝐡𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora