Capítulo 15

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Gracias al destino por la impecable puntería de Jeno


RENJUN

NOMIS

El plan es una auténtica locura. Descabellado. Ridículo. Renjun puede pensar en al menos otras siete palabras para describir un plan ideado por tres príncipes, un rey, dos Lores y una tripulación pirata de seis hombres. Es el comienzo de un mal chiste y el remate depende de cómo se lleve a cabo el chiste.

Casualmente o no, el día de la ejecución de Jaemin cae el mismo día en que Renjun planeaba salvarlo. Taeyong había tirado todo lo que tenía para retrasar la decisión, Taeil usó su influencia para cambiar el tema, pero parece que han estado ansiosos por comenzar tan pronto como pudieran. Serpientes, piensa Renjun con amargura. No debería haber esperado nada más.

No importa, eso altera mínimamente sus planes. Ya no tendrían que colarse en los calabozos, pero tendrían que llevarse a Jaemin a plena luz del día con cientos de personas mirando.

Es más fácil decirlo que hacerlo.

Y cuando Renjun se para junto a sus hermanos en un estrado elevado sobre la plaza en las Ciudades Costeras, una plataforma de madera arreglada apresuradamente con una sola soga y una masa de personas delante de él, Renjun se pone cada vez más ansioso con cada segundo que pasa.

No ayuda que los primeros signos de lluvia comiencen a agitar las banderas de Nomis colocadas alrededor de la plataforma, cubriendo la plaza de un manto gris opaco. La maldición real. En algún momento del camino, uno o los cuatro miembros de la realeza tendrán un mal día. Renjun espera, desea, reza, que se libre de la maldición este día.

Odia la soga. Odia pensar en cómo se hizo sólo para deslizarse alrededor del hermoso cuello de Jaemin, odia que Jaemin tenga que ver lo cerca que estuvo de la muerte. Pero esta es la única forma de interceptarlo entre los guardias y el Consejo que lo supervisa todo.

Luchará por Jaemin. Esa es la gran conclusión a la que llega en medio de la planificación de este gran escape. Un pensamiento aterrador y una visión aún más aterradora al verse a sí mismo, un príncipe heredero, a sólo unos minutos de liberar a un criminal buscado, no sólo para salvar su reino, sino también para salvar a Jaemin. Renjun luchará por Jaemin y por su nombre. Está decidido a hacer ambas cosas.

Dos figuras encapuchadas en la multitud se abren paso hasta llegar a sus respectivas esquinas. Jeno y Donghyuck serán los que detengan la ejecución. Después de que hagan su primer movimiento, el resto de las piezas encajarán en su lugar. Sólo tiene que esperar.

Taeyong se pone rígido primero. Entonces Renjun escucha el carruaje, traqueteando por las calles torcidas, atravesando la densa atmósfera de tensión y anticipación, deteniéndose con un chirrido debajo del balcón en el que está parado. Tiene el corazón en la garganta, incapaz de relajarse sin importar cuánto controle su cuerpo. No está listo para volver a ver a Jaemin. No está preparado para ver el resultado de sus propias acciones en un chico que debería estar muy, muy lejos de aquí.

El jinete llega a la parte de atrás y, con un guardia al otro lado, insertan una llave en el pesado candado y abren las puertas.

Renjun no puede respirar, no puede pensar. Todo lo que puede hacer es mirar con terror.

Los pies de Jaemin tocan el suelo al mismo tiempo que la primera gota de lluvia cae sobre la mejilla de Renjun.

Y aun así, Jaemin le quita el aliento.

Dropping Glasses Just to Hear Them Break ›› renminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora