Hay veces que pienso que podría intentar de nuevo sonreír, pero porque sonreír si lo que antes estaba en mi mano se fue de aquí.
Podría pasar el tiempo, pero no quiero. Soy demasiado humano para un dios, demasiado mortal para quien me resulta divino.
Prefiero comer de la costra de mis uñas antes que robar, yo no robo ni almas ni rotos pedazos, prefiero revivirlos con lazos.
El tuyo nunca voy a llegar a volverlo a hacer, no por nada, sino porque el mío sigue igual que ayer, o incluso peor. Ya no los tengo en manos, sino que se hicieron ceniza y de esta van callendo los gramos, coge el último, esta esperando.