prólogo

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-Me estás comiendo con la mirada, Avery.

-¿Qué?

Se dio la vuelta completamente serio. Bufó abriendo la bolsa de plástico de los panes.

-No soy ciego, además la tensión sexual se siente, ¿Sabes?

-Eso significa que tú también me comes con la mirada.

Se dio la vuelta bruscamente. Miré indiferente al chico frente a mí.

-La tensión sexual se consigue cuando los dos tienen ganas, ¿Sabes?

-Cierra la boca, morena. No quieres ir por ese camino.

¿Cómo disimulaba que no me había calentado con sus palabras? Si había notado la tensión y mi mirada clavada en él, ¿Qué garantizaba que no supiera que ahora la tensión de mi parte era más intensa? Nada me lo garantizaba.

-Hoy no, al menos-murmuré.

-¿Mañana sí?

Mierda, me había escuchado. No respondí, no sabía qué decir sin afirmar o dejarme en ridículo. Jungkook sabía usar sus cartas, analizaba mis frases y me las devolvía dadas la vuelta para que yo misma respondiera mis propios comentarios. Era listo, demasiado. Gracias a diosito, me salvé del momento incómodo por los dos golpecitos en la puerta.

-Que no sepan que estoy aquí -dijo dando la vuelta a los filetes.

Asentí confusa, ¿Cuál era el problema de que estuviera allí?

Abrí la puerta encontrándome con Nury y Taehyung. Ambos me saludaron sonrientes.

-Veníamos a ver cómo estabas.

-Bien, estudiaba. Ahora me hago la comida.

-¿No bajas?-preguntó Taehyung guiñándome el ojo a ver si colaba.

-Si bajo me distraeréis más.

Taehyung bufó murmurando que era una exagerada. Nury acarició mi cabeza recordándome que debía cuidarme si no quería enfermar. Asentí avergonzada, me sentía como si el hermano mayor que no tenía estuviera regañándome por dormir poco. Se fueron tras asegurarse de que estaba bien.

-Los tienes comiendo de la palma de tu mano-comentó brindándome un bocadillo de filete con queso.

-¿Te preocupa?

-Sabiendo que uno es mi mejor amigo y el otro mi hermano, sí.

Rodé los ojos dándole un bocado. Me senté en la islita. Él tomó asiento a mi lado. No hablamos mucho más. Dejé el plato en la pila junto al suyo y me senté lista para seguir con mis clases.

Merendamos unas galletas mientras él seguía explicándome cosas. La tarde pasó rápido y yo estaba lista para bordar los exámenes. Era de noche, tal vez las diez. Jungkook estaba recogiendo sus cosas mientras yo fregaba lo poco que estaba sucio.

-No pienso dejar el tema ahí -dijo cerrando la cremallera.

Cerré el grifo y me sequé las manos con el pequeño paño que colgaba de la puertecita del horno, ese que aún no había usado.

-¿Qué tema?

-Admite que me tienes ganas, Avery.

Miré como se puso la mochila en la espalda y me miró con una sonrisa traviesa en el rostro. Tragué en seco, odiaba mentir y no iba a hacerlo.

-No lo niego-dije abriendo el armario donde iban los vasos.

Metí dos recién lavados y cerré avergonzada de haberlo admitido. Antes de darme la vuelta sentí que me había acorralado contra la encimera. Tenía sus brazos a cada lado y su rostro en mi hombro.

-Hagamos un trato-susurró en mi oreja-Si sacas más de nueve en todos los exámenes haré lo que quieras, ¿Te parece bien?

-¿Qué ganas de esto?

-Si no lo consigues...te cambias de carrera.

Me di la vuelta y lo empujé con fuerza.

-¿Qué? ¿Estás loco?

Sonrió de una forma maliciosa.

-Va enserio, Avery. ¿Acaso no te ves capaz?

-No es eso...

Mierda, estaba dándome en el ego a propósito para que aceptara. Se pasó la lengua por los labios y se mordió el labio inferior.

-Hecho.

-Un placer hacer negocios contigo, Avery Alcott.

Giants - JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora