nordisk kjærlighet

†conocer†

El sonido de los cascos contra el suelo lleno de hojarasca formaban eco a través de los altos pinos que conformaban ese gran bosque.

El que iba en la cabeza iba un poco más rápido, aunque eso sí, cuando sentía que se alejaba mucho paraba un poco y esperaba a su seguidor. Ambos iban cubiertos por piel de lobo, así que estaban calientes para el clima un poco frío, estaban entrando ya en el invierno.

Sam paro el caballo cuando vio una gran cascada enfrente suyo, se sorprendo mucho a lo que rubius soltó una risilla mientras sonreía, se acercó y bajó del caballo - ven, estamos cerca.

- ¿por qué haces esto? - contestó aun con la mirada en la fluyente agua que chocaba y se desliza entre las grandes rocas y caía en un lago que se veía profundo.

- ya te dije, me quiero casar contigo - vege despegó la mirada y bajo del caballo, Rub sonrió un poco, en su cintura tenía un hacha con el cual se acercó a un tronco que partió en dos.

Hizo una especie de asiento que acomodo en un pequeño claro - yo te dije que... No lo sé.

- si me quieres conocer, hoy soy todo tuyo, estamos lejos del pueblo, así que no nos van a interrumpir - el azabache asintió y desvío la mirada.

- ¿por qué mataste a nieves? - la pregunta fue directa, Rub asintió y miró a la cascada.

- era infértil, el adivino ya lo había dicho hace mucho... Ya no me servía, además tengo otros propósitos - se encogió de hombros - la deje de amar hace muchos años.

- si acepto casarme contigo y me dejas de amar... Así te de hijos - trago saliva - ¿me matarás?

Rápidamente la pregunta fue negada - no, por que entonces ya serías la madre de mis hijos - se recostó en el suelo - mira, se que parezco un desalmado, pero no lo soy.

- mataste a mis guardias... Y a mi sirviente - Rub hizo una mueca, vege se levantó y le dio la espalda - ¿Cómo podría yo casarme contigo?

El alfa suspiro y se levantó, fue hasta el caballo y de una de las bolsas sacó un objeto, se acercó a vege y lo tomó de la mano pero con delicadeza, luego dejó el objeto en su mano - prometo por mí brazalete sagrado que jamás volverás a correr peligro sin que yo te avise... Además bajo mi protección serás intocable. Prometo también que mi corazón te amara como jamás a amado a nadie.

Sam miró el objeto, era un tipo de moneda de oro pero tenía incrustaciones de piedras preciosas además de una runa tallada, sonrió un poco - ¿nos vamos a quedaré n este lugar? - Rub asintió - bien... Quiero hablar mas contigo pero... Antes - se sentó d e nuevo en el tronco - te prometo que intentare no solo amarte, si no ayudarte como nunca antes alguien te a ayudado.

El alfa sonrió y se acercó para sentarse a un lado, comenzó así una amistosa charla donde habían desde relatos de antaño hasta historia de los dioses de ambos pues si, vege no había aceptado el cristianismo, era de los pocos que aún creía en sus dioses.

Conforme pasaba la charla, pasaba el tiempo, comenzando a hacer un poco de frío, por lo que recolectaron algunas ramitas y las dejaron enfrente para encenderla y hacer una fogata donde comenzaron a entrar en calor y con mucha más confianza.

Rub contaba sus grandes hazañas, después de todo era muy conocido, era de los primeros vikingos en viajar más allá de Londres y regresar con un gran botín. Por su parte, Sam escuchaba atentamente y agregaba algo, el no tenía muchas historias.

Al caer la noche Rub se recostó en el suelo y vege algo dudoso se acostó a su lado, usando el brazo del contrario para apoyar la cabeza, Rub lo miró, tenerlo así de cerca... Lo hacía ver más hermoso de lo que era - ¿sabes? De todos mis viajes... Tu eres el omega mas hermoso que he visto, es increíble lo lindo que eres.