ғᴏᴜʀ

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𝓲𝒗 | 𝐀𝐧𝐨𝐧𝐢𝐦𝐨

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Hogwarts, 15 marzo 1976

Lo debo admitir siempre ame el chocolate, tanto el color como el sabor, su dulce aroma y calmador color.
¿Ahora dime como te saco de el?¿Como le hago para cuando lo vea no piense ese color de tus ojos? ¿Como le hago para no recordar tu pelo? ¿Como le hago para ya no pensar en ti?

Sé que cometí un error, bueno no firmar una carta es uno muy notorio, ya que tu no sabes quien soy y yo no puedo correr a ti como si supieras lo que siento. Tal vez eso sea lo mejor, tal vez ser un anónimo sea ese toque de diversión que le de a esto. Ya que la verdad que es triste escribirle a alguien que tal vez no te ame pero que si se emocione por una declaración escrita a mano, con fallas ortográficas y claras manchas de café, manchas hechas por mi al beberlo apresurado por no querer dormir e imaginar que tu si me hablas y yo no tartamudeo hasta ponerme rojo al verte.

Una cosa que podría confesarte es que si supieras quien soy yo y tomando en cuenta tu reacción, tal vez simplemente me llenaría de valor para cruzar el pasillo, te plantaría un beso esos dos pétalos que tienen como labios. Despues de eso terminaria rojo, la adredalina me invitaria a pedrite una cita o me terminarias viendo como un idiota, haciendo que una merecida bofetada caiga en mi mejilla por desidir robarte un beso, suelo sobrepensar las cosas. Pero hay tantas posibilidades, que pensando en esas tal vez me quede corto.

Acabando esta carta te diré algo simple, mi identidad seguirá igual, las cosas pasan por algo además ¿Quien no quiso tener alguna vez un escritor anónimo?¿Que se siente Delilah?

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- ¿Qué se siente?¡¿Qué se siente?! – dijo Delilah Dumbledore levantándose casi arrugando el papel – Se siente del asco ¿Porque simplemente no puede escribir su nombre y ya? – lloriqueo para terminar siendo abrazada por su compañera de cuarto y mejor amiga – ¿Jenny porque? ¿Por qué es así? – preguntó como si la oji azul supiera las respuestas, pero realmente era ajena a la mente del chico

Había cosas que Jennifer McKinnon no entendía, un gran ejemplo es que alguien esté detrás de ella, aunque suene ridículo la presencia de su hermano y de los amigos de su hermano hacía que simplemente desapareciera. Debía admitir que tampoco era tan coqueta como Atenea, no mostraba la gran seguridad de Delilah o tenía él resaltante pelo rojo de Lily, pero había veces, muchas veces, en las que agradecía no ser como ellas, adoraba su tranquila vida en la que podía vivir en su mundo sin que ningún chico lo voltee o hasta ella misma.

De solo ver a su amiga en colapso por el escritor secreto la hacía querer seguir con su vida como estaba, ya que un día Delilah Dumbledore se quejaba de no había nadie suficientemente valiente para decirle algo y ahora tenía a un coqueto y sincero chico que decía lo que pensaba. Hasta el se había dado cuenta de la máscara que había entre la hija del director y Delilah, creo que le gustaba eso, qué tal vez el si la quería a ella y no esa imponente figura que había ayudado su padre a crear.

Debía admitir que realmente quería que haga lo que puso en su carta, tal vez simplemente quería que ese chico cruzará el pasillo y la besara, quería que un completo desconocido la besara...quería que lo hiciera, ahora solo lo ansiaba. Ya que sonaba tan sincero y real que quería probar esos labios, tal vez con sabor a café o chocolate, el decía lo amaba, que la veía en él, ahora sería difícil no pensar en él. Era curioso pensar que en dos días ya había entrado en su corazón como si siempre hubiera tenido las llaves

Ahora solo esperaba otra carta sentada en su ventana mirando la luna, se preguntaba cómo podría responderle, le pastaba un trozo de pergamino para solo poner un "besame", pensó en intentar descubrirlo pero no, si quería mantener su identidad como un secreto lo respetaba, pero porque un secreto para ella.

En la mañana se daría cuenta que ese juego del admirador secreto tomaría fuerza, ya que sorprendentemente muchas chicas tendrían uno, solo tenía ganas de gritar "Es más fácil si se lo dices", se estaba empezando a romper la cabeza por saber quién estaba detrás de esas cartas y solo quería que una carta de él apareciese.

-¿Delilah estás bien? – escucho a Severus Snape para que se ponga recta y empiece a servirse el desayuno acompañado de un "Claro que lo estoy" – Tu mirada estaba perdida – comentó

- Solo estoy cansada – comentó dándole un sorbo a su café

- Quería saber si ...¿querías hacer el trabajo de Pociones conmigo?

-Pensé que lo harías con Sebastián — mencionó para que el joven de pelo negro mencione de mala gana "Esta con Blousture" — ¿Porque no solo dices que no te agrada que Damian sea su amigo?

-No es su amigo, solo es el baterista de su banda, nada más que eso — dijo serio —y no me mires así, Sebastián no es mi novio es mi mejor amigo. Sería como si Lily y Atenea se besaran

"¿Quién dijo que no lo hacíamos?" escuchó a su hermana, la cual estaba abrazando a la mencionada pelirroja "¿Deseas una prueba?" reto con una sonrisa.

-Sabía que le pagabas a Lily por las tareas — vieron llegar a McKinnon dejando el estuche de su guitarra en el piso

-Siquiera no soy un prostituto en un bar de mala muerte — "Claro, eres privada" — ¿Cuánto te pagó Rosamary hoy por verte en su escenario?

-¿Cuánto te pagó Regulus para que lo acompañes? — "¡Es un niño!" chillo la chica para que el rubio respondiese "Solo es un año menor que tú"

Poco a poco una discusión empezaría entre los cuatro, algo llamaría la atención de Delilah, justamente en la mesa de los leones. Justamente Remus Lupin, siempre le había parecido realmente atractivo y lo era. Podría decir que en otras circunstancias ella misma le hubiera pedido una cita pero ahora tenía algo en mente, tenía a un maldito escritor anónimo que amaba decir la verdad y al parecer provocarla. Aún esperaba ese beso, de verdad lo quería

𝕯𝖔𝖑𝖑 - 𝐑𝐞𝐦𝐮𝐬 𝐋𝐮𝐩𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora