𝟎𝟓

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—¿Que es-

—Apagón, dos días —interrumpió el pelinegro, tenso, por fin desviando la mirada sorprendida del mayor.

Por lo menos pensaron lo mismo: Oh por dios, eso sería un infierno.

La noticia les cayó como balde de agua helada. ¿48 horas atrapados juntos en un mini departamento sin ninguna sola distracción aparte del otro? Joder no. Esto iba a ser un desastre.

Eso había pasado antes claramente, sin embargo, ahora el contexto era muy diferente, pues no se podían pasar todo ese tiempo teniendo cenas románticas improvisadas (cortesía de los dotes culinarios de Win) en el comedor acompañados de la tenue luz de la velas o dándose amor bajo la misma toda la noche.

Porque todo eso había terminado para bien.

Si estando ocupados con trabajo y estando metidos en sus celulares todo el bendito día, aún encontraban razones para pelear por estupideces, ¿cómo sería eso ahora?

Una guerra estaba por desatarse, eso era seguro.

El resto de aquella noche no dijeron mucho, cada quien se metió a su lado de la cama e insulsamente terminaron por acabar con la batería restante de sus celulares. Todo con tal de no tener que verse la cara para dormir; como solían hacer dulcemente antes, quedarse observando un firmamento único en esos orbes contrarios, que tanta paz y calidez brindaban, incluso después de un día de mierda.

Solo necesitaban del otro para olvidarse de los problemas. En el pasado.

La mano de Bright solía subir por el rostro del castaño dejando pequeñas caricias relajantes que a dormitaban al mayor, quien dormía recostado hacia el tacto.

Demonios, recordarlo era doloroso y tal vez Win no debió hacerlo incluso después de agotar su batería, pues ya no tenía como distraerse del pensamiento.

Pensar en el pasado era una mierda, pero ¿todos lo hacemos alguna vez no? No es que necesariamente lo extrañemos.

﹋﹋﹋೫﹋﹋﹋

El primer día privados de luz fue... ciertamente hasta cómico.

—¿Puedes apagar tu mierda? —se quejó el mayor entrando ceñudo a la sala, donde Bright estaba ejercitando por medio de planchas con música un poquito demasiado alta.

Bright resopló y se obligó a romper la posición de plancha, colocándose de pie a mirar con paciencia al mayor, quien de pronto se había fijado en sus brazos definidos descubiertos por el diseño de la camiseta negra.

—¿Por qué tendría que hacerlo? —retó dando más pasos hacia él, para encararlo. Siempre fue divertido verlo perder los estribos.

—No vives solo, ¿recuerdas idiota? Ahora apaga esa mierda en este momento —Tuvo que elevar la voz porque de pronto sintió que la voz de Mercury no dejaba ni que oyera la suya.

Bright se inclinó un poquito a susurrarle en la oreja con diversión.

—No.

Y tan rápido como se acercó, se alejó con un semblante serio, con una pizca de burla.

—Apaga esa mierda o-

—Mi radio funciona con pilas, es mía y es mi departamento también. Fuchis —Hizo un gesto con la mano sin quitar esa expresión burlona, claro.

—¡Soy mayor que tú y la vas a-

—¿Vas a usar ese argumento de mierda después de tantos años? —Bright sabía que ese era siempre su último recurso, la estúpida edad.

𝐬𝐭𝐮𝐜𝐤 𝐰𝐢𝐭𝐡 𝐮 ╹𝑩𝒓𝒊𝒈𝒉𝒕𝑾𝒊𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora