El ejercicio va de un triángulo rectángulo con una mediatriz. El triángulo seminscrito en una circunferencia y el ángulo recto parte de la secante, bien fácil de resolver, en mí opinión. Es hallar la medida de los otros dos ángulos interiores del triángulo y el área de la circunferencia, más la medida de la hipotenusa. La vieja ha creído que, yo no iba hacer nada; pues he visto perfectamente cuando ha mirado las bolitas de papel, en mi pupitre.La verdad, mi libreta la tengo en blanco. Apenas pude centrarme, pero ahora sí. Me enfoco porque no la quiero encima de mí todo el semestre. En tiempo récord, hice todo el ejercicio y llené la pizarra de números, segmentos y cálculos. Científicamente probado que a los matemáticos les encanta ver muchos números, yo no soy de las que alaban, pero la primera impresión cuenta. Supongo que, más tarde que temprano, todos terminamos haciéndolo.
Triunfante de que todo me ha dado bien, pongo la tiza en el borde de la pizarra y camino hacia mi pupitre con la nariz bien en alto. Soy inteligente.
"Y creída"
Y egocéntrica.
— Muy bien, señorita Cooper. Por lo menos pone atención a clases... —repasa todos los cálculos y sigue hablándole a los demás de lo bien que he hecho mi trabajo— ¿ven como ha llegado a la conclusión? Si no hubiera sabido la altura de la hipotenusa no hubiera llegado aquí —señala el segmento de un lado base del triángulo rectángulo— para después...
Tengo un oído escuchando su explicación de lo más breve y el otro escuchando la tranquilidad y el canto de los pajaritos. Que quede claro que, en mi mente soy muy egocéntrica, pero lo que todos conocen es muy diferente. Soy muy tímida y torpe. Lo admito.
Me pongo a copiar en mi libreta el ejercicio, en tanto, el que se sienta enfrente mío, Rodrick, se gira y me habla en un tono de voz bajo.
— Bien hecho, sabelotodo —sonríe burlón.
— Aprende, Rodrick. No siempre te dejaré copiar el examen.
Recuerdo cursos anteriores y su sonrisa se borra, porque en ese mismo momento, el chico nuevo, el de los avioncitos, le tira uno por la nariz.
— ¿Qué te pasa, nerd? ¿Te gusto? —pregunta enfurecido, levantándose de la silla, caminando hacia el nuevo como fiera— siento decirte que soy hetero, así que controla para donde disparas.
— ¡No, como crees! Yo soy bi, pero de tí no me fijo por nada —le responde el otro, algo en su voz tiembla, pero continúa—. Solo veía si aparte de tener neuronas para comer, también tienes de reflejos. Al parecer no, sabelonada.
Le espeta con mucha seguridad en sí mismo. Sus ojos son de color avellana y, una vez en pie, sobrepasa la altura de Rodrick. Ahora que observo bien a los del avioncito, es bastante guapo.
— Vaya Trix, primer día y ya se pelean por tí —cotorrea Amanda, estamos en el mismo grupo desde tercero. Todos ríen leve a ese comentario y yo solo rodeo ojos, removiéndome en mi asiento; se ha vuelto incómodo.
— ¡Señores! ¿qué hacen de pie? —grita la vieja, volteándose y fulminándolos con la mirada.
— El marica que, anda haciendo aviones de papel y tirándoselo a uno en la cara —manifiesta Rodrick, mi odioso compañero de pruebas desde tercer grado también.
El otro chico se enfurece de un momento a otro y con el mismo avión que le había tirado, se lo mete en la boca a Rodrick, sin previo aviso. Este empieza a toser y tratar de sacárselo. Caen al suelo, tumbando un pupitre, el del nuevo, quién cae encima de Rodrick, sentado en su abdomen. Este último trata de quitárselo mientras el otro forsajea en qué se trague el papel.
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Obsesión escrita en sangre [PAUSADA]
Mystery / ThrillerEra una noche como cualquier otra, en la estación de trenes de Texas. Las neblinas cubrían las líneas del ferrocarril y el frío que chocaba con los sucios azulejos de la pared, era de otro nivel. A las doce de la noche era la última parada del tren...