Una dura y fría noche estaba llegando en el valle de Godric, tu residencia, tu hogar. No estabas tranquila, tus manos temblaban y tus ojos inyectados en sangre y unas lagrimas que suplicaban que no salieran, estabas leyendo una y otra vez el diario mágico "el profeta", el frio viento entraba por la ventana delantera, y una suave brisa hace que la hoja salga volando de tus manos y caiga al suelo, era un retrato de tu marido, Sirius Black que le condenaron encerrado a azkaban por el resto de su vida. Ahora ese hombre se ha escapado, esperabas a que llegara a vuestro hogar, la pareja necesitara hablar de muchas cosas.
Tus pensamientos no dejaban de interrumpirte en tu mente pero una voz tranquila y temblorosa se adentra en tu cabeza.
Orión: mama -se acerca a su madre con su osito azul de peluche-
Tn: Orión ¿Qué haces despierto tan tarde? -te aclaras la garganta, no querías que tu hijo te vea llorar y lo sientas en tus piernas-
Orión: he tenido una pesadilla, es sobre Hogwarts... no encajaba a ese sitio -con su cabeza se acomoda en tu cuello, y con sus largos mechones rizados te siente un cosquilleo... un recuerdo te borra la vista, ese pelo del animago Black-
Tn: -le sujetas de las mejillas y lo mueves lentamente para ver sus preciosos ojos grises un clon de su padre, igual que su carácter- es normal que pienses eso en tu primer año en Hogwarts cariño, y todo el mundo encaja a ese sitio es un honor estar allí, pero te prometo que aras muchos amigos y en cualquier casa que vayas te voy a querer igual
La mirada del pequeño peli negro te suplicaba un beso, y mucho consuelo. Ese niño es el amor de tu vida, antes que dijera algo le besas la mejilla.
Orión: te quiero mama. -su sonrisa reluciente te secaba otra vez la garganta-
Tn: y yo a ti Orión, ven vamos a dormir, antes de las once debemos estar en la estación
Mientras subías las escaleras pensabas en tu marido, cuando se lo llevaron hace 11 años, estabas de 4 meses y aun no sabe que han creado a un niño en tu vientre, ahora estabas en la habitación de tu hijo, observas con tu mirada borrosa por una pequeña lagrima atrapada en tus parpados y subes la mirada, ves la hora son las nueve de la noche, de tus labios sale un suspiro de cansancio y desesperación, querías ver a tu marido después de mas de una década pero con miedo al ver que tienen un hijo y que ha perdido una gran infancia.
Te levantas y vas a cerrar su ventana pero una figura negra te atormenta, un gran perro negro de osos rojos te observaba sentado en el césped. Tus ojos se abren como platos y ves a tu hijo, antes de salir te acercas a su mejilla y un beso impactas a su ojo derecho.
